madrid. La cúpula directiva de Deutsche Bank se encuentra al borde de una guerra abierta, ya que el proceso de encontrar sucesor para el actual presidente ejecutivo, Josef Ackermann, está suponiendo varios quebraderos de cabeza, según informó el Financial Times este fin de semana. En concreto, el diario cita que tres banqueros y dos accionistas, que prefirieron mantenerse en el anonimato, acusaron a Ackermann de tratar de tumbar el proceso de planificación de la sucesión en uno de los bancos más grandes del mundo de inversión. Deutsche ya ha echado una vez por tierra esta sucesión. Hace dos años, el consejo de supervisión no se puso de acuerdo para designar un sucesor y prefirió extender el contrato de Ackermann hasta 2013. No obstante, la entidad ha asegurado que no tiene prisa por ejecutar esta sustitución. En Alemania se barajan varios nombres como candidatos, entre ellos Axel Weber, quien recientemente renunció a su cargo de presidente en el Bundesbank. Pero hay que tener en cuenta que cualquier lucha por la cuestión de liderazgo podría ser perjudicial para las ambiciones de Deutsche Bank para construir su negocio en Estados Unidos y Asia, y también crea una distracción ante los problemas legales a los que se enfrenta el banco.