Los fabricantes de la marca blanca acusan a su presidente de ocultar información relevantemadrid. La patronal alimentaria, Fiab, dio ayer carpetazo en la asamblea general a la batalla interna desencadenada por el denominado lobby catalán: Nestlé, Danone y Unilever. Estas tres grandes multinacionales consiguieron, con el apoyo del presidente, Jesús Serafín, el 85 por ciento de los votos para sacar adelante una reforma de los estatutos que les permite estar representados no sólo a través de sus respectivas asociaciones sectoriales, sino también mediante una nueva Asociación Multisectorial de Empresas de Alimentación y Bebidas, que aportará el 30 por ciento del presupuesto y contará con el 25 por ciento de los derechos de voto. Fiab sigue cerrando sin embargo la puerta al Foro Interalimentario, otra organización multisectorial integrada por los proveedores de Mercadona, que se quedan marginados y sin posibilidad de maniobra. Fuentes próximas a esta organizaciones criticaron en declaraciones a elEconomista a Serafín "que se ha presentado con letrado y notario para levantar acta, que ha impedido el voto secreto y que no ha informado sobre nuestra petición de tener también voz propia en la asamblea". Aunque los integrantes de esta organización -empresas como Siro, Covap o Jealsa- seguirán trabajando de momento desde dentro de Fiab, las aguas no bajan ni mucho menos tranquilas y hay quien habla ya de crear una nueva patronal, capaz de representar a los fabricantes de la marca blanca. Fiab aprobó una reforma de su estructura, fusionando la junta general y la comisión delegada en un nuevo consejo de dirección.