Sería lamentable que después de una fusión entre British Airways e Iberia prácticamente de libro, sigan sin limarse las asperezas entre la dirección de Iberia y el sindicato de pilotos para resolver de una vez por todas el convenio colectivo y poner en marcha un nuevo modelo de corto y medio radio que abarate los costes de la compañía. Aunque la última polémica entre los dos colectivos aparentemente nada tiene que ver con este proceso (se trata de un enfrentamiento por la interpretación de la nueva legislación europea de tiempos de descanso), detrás de todo ello subyace el enfrentamiento con el Sepla por no llegar a un acuerdo con el convenio. Las oportunidades se acaban para ambas partes y no aprovechar la plataforma de International Airlines Group (IAG) para solucionar este problema sería un error imperdonable. De momento, la parte británica de la fusión se ha quedado totalmente al margen de estas polémicas, pero si a Iberia no le salen los números en los próximos meses es posible que sus amigos de British Airways les empiecen a pedir cuentas. La anterior negociación fue una auténtica pesadilla y se saldó con un acuerdo parcheado en presencia de la exministra de Fomento, un error que no debería repetirse. Al César lo que es del César y al enfermo... Ante la inminencia de las elecciones autonómicas, la industria farmacéutica ha puesto en marcha toda su maquinaria para sensibilizar a los políticos sobre la necesidad de dar mayor viabilidad al Sistema Nacional de Salud. Máxime cuando varias comunidades, por A o por B, están alterando el ecosistema farmacológico español por la falta de presupuesto, modificando la lista medicamentos que son financiados y los que no o apartando ciertos fármacos del sistema de receta electrónica. Una práctica que afecta, desde luego, a la unidad del territorio nacional. Unos enfermos sí y otros no en función de tu situación geográfica. Y este es realmente el problema. Dejando de lado el viejo debate del que las compañías farmacéuticas no consiguen salir, enmarañado entre los enormes beneficios que se las supone, el mercado de la enfermedad y sus artes oscuras, lo que está claro es que cuando una persona está enferma este pasa a ser el problema alrededor del cual gira su vida. Una realidad que el surrealismo político trata de confundir, pero que no debería pasar desapercibida. Al César lo que es del César y al enfermo, lo que es del enfermo: su medicación. Las decisiones políticas no deberían estar por encima de la salud de las personas. Japón pasa factura a las reaseguradoras Las dos grandes reaseguradoras mundiales cierran el primer trimestre del año con unas pérdidas de 1.400 millones de euros. Si Swiss Re rozaba los 500 millones de euros en pérdidas, el gigante Munich Re sobrepasaba los 900 millones de euros para cerrar los tres primeros meses. Ahí se recoge la factura que pasaron las lluvias en Nueva Zelanda, las inundaciones en Australia pero, sobre todo, el terremoto y posterior tsunami del que ayer se cumplieron dos meses en Japón. Las grandes compañías del sector vienen advirtiendo de que las catástrofes son ahora más abundantes, de mayor dimensión y traen consigo mayores tragedias que hace tan sólo unos años. Es decir, que el negocio internacional del reaseguro viene abonando el terreno para preparar una subida de los precios de las pólizas que terminará por repercutir en todos los consumidores. Los riesgos son mayores y, por tanto, habrá que ajustarlos a la nueva situación. Ahora sólo cabe cuantificarla porque lo que es seguro es que más pronto que tarde las grandes catástrofes tendrán reflejo en el bolsillo de los consumidores mundiales.