Almunia asegura que hay cola para entrar en el euro y niega que Atenas quiera salirselondres/berlín/basilea. El presidente del BCE, Jean Claude Trichet, fue ayer claro ante la prensa, y negó que Grecia vaya a reestructurar su deuda. El galo mostró su apoyo a las declaraciones del jefe del eurogrupo, Jean-Claude Juncker, realizadas el pasado viernes, en las que rechazaba que el país heleno quisiese reestructurar su deuda. "No tengo nada que agregar o restar a lo que indicó Juncker tras esa reunión", afirmó Trichet, tras el encuentro sobre la economía mundial de los gobernandores de bancos centrales en Basilea, que el jefe del BCE dirige de forma regular. En dicha reunión quedó patente que no existen dudas sobre la "recuperación mundial" que se está produciendo, y no se espera que se produzca una nueva recesión. Sin embargo, existe el temor de que se produzca un sobrecalentamiento de la economía global, sobre todo en los países emergentes, locomotoras del crecimiento, y donde la recuperación es mucho más acelerada, aseguró Trichet. Otro que ayer apoyó el discurso de Juncker el pasado viernes fue el Comisario de Competencia de la UE, Joaquín Almunia. Si Juncker aseguraba que la idea de que Grecia saliese del euro era estúpida, ayer era el vicepresidente de la Comisión Europea el que insistía en que "nadie va a abandonar la moneda única". "Hay cola para entrar, no para salir", sentenció Almunia. Según defendió el español, los países, fuera del euro, se enfrentarían a "insoportables dificultades". Además, recordó que la UE está coordinando el apoyo financiero a Grecia a cambio de la aplicación de un programa de ajuste. No obstante, "a medida que se han detectado retrasos en el cumplimiento del programa de ajuste, es lógico que se le exhorte a tomar medidas". Los rescates son mentira Por contra, el polémico líder de los Verdaderos Finlandeses, Timo Soini, defendió que la versión oficial de que Grecia, Irlanda y Portugal han sido golpeadas por una crisis de liquidez, y de que gracias a la inyección de capital volverían a la normalidad, es "una mentira" y supone tomar a los ciudadanos europeos por "idiotas", señala el finés en un artículo en The Wall Street Journal. Por su parte, Reino Unido dejó claro que no quiere ser parte de ninguna actuación que, subraya, sería ya la segunda. El ministro del Tesoro dice haber admitido el rescate de Portugal por tratarse de una herencia de su antecesor, pero subraya que cualquier intervención en la economía helena debe ser asumida por la eurozona. Y todo, a pesar de que George Osborne considera "inevitable" la revisión del paquete aprobado el pasado año para Grecia, para determinar "qué se puede hacer" para que salga adelante. En Alemania, el Gobierno prefiere no mojarse, y se limita a esperar a la valoración que tienen pendiente el BCE, la Comisión Europea, y el FMI sobre una renegociación de las condiciones de la ayuda. "El tema reestructuración de la deuda no será discutido, porque sólo es especulación", afirmó el portavoz del ministerio, Martin Kotthaus.