Entre los que apoyan el lanzamineto del coche que vuela, está el empresario italiano Carlo De Benedettiisrael. Pasarán años antes de verlo en el mercado, pero el coche que vuela no es ciencia ficción. Tras el coche ecológico que, hace unos días, le valió el premio Nobel al alemán Gerhard Ertl, y tras el clamoroso anuncio del coche low cost por sólo 2.500 euros de la hindú Tata, está a punto de llegar otra revolución al mundo del motor. El primer prototipo del auto volador puede verse en la página web de la Urban Aeronautics (www.urbanaero.com), la empresa del ingeniero aerospacial israelí, Rafi Yoeli, que presentó su creación en el año 2000. El proyecto se ha relanzado recientemente por la firma de importantes contratos entre Urban Aeronautics y la Marina estadounidense, por la puesta en marcha, el próximo mes de noviembre, del test sobre la versión pequeña del vehículo y por la entrada en el proyecto de la empresa israelí de fondos de private equity y venture capital, aunque con cuota minoritaria.Desde septiembre, está apostando por el coche de Rafi Yoeli un consorcio italiano integrado por el empresario y financiero Carlo De Benedetti; por Michael Levi; por el que fuera alto ejecutivo de McKinsey Italia, Rolando Polli; por Roger Abravanel y por el presidente de la First Atlantic Real Estate, Daniel Bauron. El coche despega y aterriza verticalmente y puede suplir a los helicópteros en todo tipo de rescates. Son tres las versiones del coche que vuela: el Panda, el más pequeño -de metro y medio de largo- y alimentado eléctricamente; el Mule -5,3 metros de largo- de conducción automática y un precio de 1,1 millones de euros; y el X-Hawk, que cuesta, en su versión civil y militar, 2,8 y 4,2 millones de euros respectivamente. Sería curioso que, para evitar los atascos en las carreteras, se creasen embotellamientos en el cielo. Claro que esto depende de que el coche volador se demande y su precio baje.