x Economista Jefe de España y Europa de BBVA Research.F inalmente, Portugal ha sucumbido a la presión de los mercados financieros y las rebajas de rating de su deuda pública, y se ha visto obligada a solicitar el rescate, mostrándonos de nuevo los desastrosos efectos de la crisis de deuda soberana en Europa. Afortunadamente, a diferencia de lo que ocurrió con los rescates de Grecia e Irlanda, la prima de riesgo de España ha conseguido diferenciarse con éxito de la de Portugal y no se han observado signos de contagio durante la lenta agonía de nuestro país vecino. Pero la sociedad española haría mal si pensara que el grueso del trabajo ya está hecho. Las dudas e incertidumbres sobre el futuro de la economía española y su potencial de crecimiento siguen siendo importantes y la prima de riesgo, excesivamente elevada. Por eso, es absolutamente necesario aprovechar la ventana de oportunidad que nos están ofreciendo actualmente los mercados para continuar con los ajustes y reformas en marcha, y para abordar cuanto antes otras medidas muy necesarias, porque los retos siguen siendo formidables. El objetivo de todas estas medidas debe ser entrar en un círculo virtuoso en el que las tres debilidades actuales de la economía española interactúen positivamente entre sí hasta convertirse en fortalezas: crecimiento económico, estabilidad presupuestaria y reestructuración del sistema financiero. Las reformas que necesitamos para retomar cuanto antes la senda de la creación de empleo y del crecimiento son políticas de oferta. Éste es el caso de la reforma de la negociación colectiva, de las medidas para aumentar la competencia, para flexibilizar el funcionamiento de las empresas, para reducir los costes administrativos, para facilitar el crecimiento de las pymes, y para reducir a largo plazo el enorme gap existente en capital humano y tecnológico que tenemos con otras economías líderes. En cuanto a la estabilidad presupuestaria, limitar a largo plazo el crecimiento del gasto en función del crecimiento potencial de la economía refuerza el objetivo de estabilidad presupuestaria. No obstante, es necesario que cualquier regla que limite el gasto público sea de total aplicación a las comunidades autónomas, que tienen que asegurar la estabilidad presupuestaria de forma particularmente rigurosa. Además, el equilibrio presupuestario exige en los próximos años que el gasto público sobre PIB disminuya, por lo que a corto plazo el crecimiento del gasto público debe ser menor que el del PIB potencial. Por último, la reestructuración del sistema bancario debe dar lugar a recapitalizaciones y saneamientos de los balances de manera rápida y definitiva, evitando distorsiones a la competencia, y favoreciendo la entrada y gestión del capital privado, con el objetivo de aumentar la credibilidad frente a los mercados internacionales y alcanzar una mayor eficiencia del sistema. Tenemos que seguir trabajando simultáneamente en muchos frentes para reducir desequilibrios importantes, aumentar el crecimiento económico, y crear empleo productivo y estable. Y lo tenemos que hacer con una mayor rapidez y ambición, para seguir desmarcándonos de la percepción de riesgo que existe respecto a otros países de nuestro entorno y reducir mucho más la que aún pesa sobre nosotros.