Desde el año 2006 'recomienda' a las entidades que se fijen topes internos con los promotores y el sueloEndurece los controles al conjunto de la banca y obliga a provisionar toda operación 'sospechosa'madrid."Los inspectores del Banco de España no pasan ni una a las entidades con el sector inmobiliario". "Ya no queda mucho colchón para equivocarse". "Es normal que se intensifiquen los controles". Este es el escenario que dibujan diversas fuentes próximas al supervisor, las cajas de ahorro y el sector financiero, ante la importante crisis inmobiliaria que se avecina. El Banco de España, consciente del elevado riesgo de las entidades españolas con el negocio del ladrillo (hipotecas, promotores y constructores) ha decidido endurecer los controles sobre bancos y cajas ante el previsible aumento de los impagos por la crisis que afecta de lleno al sector inmobiliario, y por daños colaterales, a la banca. Según ha podido saber elEconomista, desde principios del año 2006, los inspectores del Banco de España les están preguntando a las cajas -aunque es lógico que también lo haga con los bancos, en aras al rigor equitativo que proclama el superviso- "qué límites internos específicos se han fijado en la financiación de suelo y en el crédito a promotores", medido en porcentaje sobre el crédito total. "Si la respuesta de los administradores de las entidades es negativa, el supervisor les recomienda que se los autoimpongan ellas mismas, a través de modelos de control interno, a propuesta del Consejo de Administración". El organismo liderado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez fija así -con el grado de recomendación, ya que no puede obligar- ciertos límites al negocio de las cajas, en línea con las advertencias de huir de todo lo relacionado con el crédito inmobiliario. El suelo, 'talón de aquiles'En concreto, este ejercicio de autodisciplina, que también tiene que ver con la nueva normativa internacional de medición de riesgos, obliga a las cajas a analizar el porcentaje de créditos al promotor, y especialmente, al suelo y en función de su particular situación la comparen con el sector, "se imponen un 8, 10 ó 12 por ciento de tope", explican fuentes conocedoras de la situación a este periódico. Al fragor del fin del boom de la vivienda, el suelo se ha convertido en el talón de aquiles de muchas entidades. Las cajas han financiado ingentes cantidades de suelo a los empresarios promotores. Éstos han llenado las despensas con terrenos rústicos (de cultivos) con la vista puesta en "2, 3 ó 4 años para que los políticos recalifiquen los terrenos en un nuevo plan urbanístico. El problema es que han pagado un suelo de cebada un 30 por ciento más caro para hacerlo industrial. Pero el inconveniente es que su recalificación depende al final de la Administración. Como no salga el plan urbanístico, te meriendas los millones de suelo", explican. De hecho, añaden estas mismas fuentes, una promoción de venta de viviendas es menos peligrosa que el suelo, ya que el riesgo de poner en el mercado un piso en dos años es mucho menor que el de un patatal.Alerta para toda la bancaAunque el Banco de España siempre ha sido sumamente cuidadoso con el riesgo y defiende "el mismo rigor para todas las entidades", esta alerta va especialmente dirigida a las cajas -cuya exposición al ladrillo asciende al 70 por ciento de sus créditos, 15 puntos porcentuales más que los bancos, y ya supone un total de 554.290 millones de euros-. Pero también puede haber algún banco con serios problemas. El supervisor, en su función de vigía del mercado y de garante de la solvencia de las entidades, siempre recomienda prudencia, también con lo relacionado con el sector. De hecho, y gracias a sus mensajes, las entidades ya están desacelerando la concesión de hipotecas a particulares, tras crecer a ritmos del entorno del 20 por ciento, frente a repuntes de más del 30 por ciento de hace un año. Esto supone casi un punto porcentual menos por mes. Y las consecuencias se empiezan a ver en forma de créditos dudosos (morosos y con retrasos en los pagos) que se disparan el 70 por ciento y ya casi totalizan la suma de 2.000 millones de euros. No obstante, por el lado de empresas, el mensaje todavía no ha terminado de calar del todo, ya que los créditos a los promotores se están incrementando a ritmos del 50 por ciento, hasta superar los 38.000 millones, con una mora que ya alcanza los 626 millones de euros (de largo tres veces más que los bancos, sus grandes competidores en el sistema financiero español). Sin embargo, en pleno estallido de la crisis inmobiliaria, y en plena crisis de liquidez, los controles tienen que ser más férreos: "La situación de ahora no es igual que hace cuatro años, cuando había una gran fortaleza; en condiciones normales se miran todos los riesgos. Vienen maldadas para los promotores por lo que ahora no hay ningún inspector que levante la mano", asegura una fuente solvente. El organismo liderado por Miguel Ángel Fernández Ordóñez ha dado orden a la dirección de supervisión de pedir "un mayor esfuerzo e interés" a las entidades en los capítulos que tienen que ver con el negocio inmobiliario (que sólo en las cajas mueve casi 555.000 millones de euros en créditos).¿Cuántas están afectadas?Desde el sector financiero se admite que hay entidades que están seriamente afectadas por sus riesgos con el ladrillo. Pero, ¿en qué grado? ¿Bastará con un castigo en la cuenta de resultados? ¿Puede haber una intervención del Banco de España como en Banesto en la época de Mario Conde? "La situación -con todas las cautales- no es terrible. No es irreversible, y para eso está la inspección, para poner los deberes", afirman. En cualquier caso, el Banco de España no se anda con chiquitas. Analiza operación por operación y si observa la menor duda de que no están respaldadas por las garantías suficientes les obliga a las entidades a provisionar. Esa es la gran diferencia entre hace unos años y ahora, cuando ha estallado la burbuja inmobiliaria -que se constata con la caída del precio y la comercialización del parque de viviendas-. Desde varios sitios ya han advertido del peligro concreto de las cajas con el sector, como la agencia de calificación de riesgos Moody's que puso en cuarentena a cinco cajas tras afirmar que les rebajaría la puntuación si se produjese un cambio brusco del negocio. Pero el problema radica en que, evidentemente, conforme se actualizan los datos, cada vez son más los que creen que se dará un giro al mercado.En línea con su función, el Banco de España, igual que buena parte del sector, no quiere que cunda el pánico y que los clientes se agolpen en las puertas de las entidades para sacar sus depósitos. Sin embargo, el Gobierno ya se va dando cuenta de la dimensión del problema. Esta misma semana el vicepresidente Económico Pedro Solbes llamaba la atención de las cajas y les pedía que aquellas que tienen una sobreexposición a las hipotecas igual deberían replantearse su modelo de negocio. Toda una premonición en momentos de crisis.