Los dos bancos orientales que apoyaron a Barclays siguen en su accionariado y son semipúblicosMADRID. ¿Y ahora qué? Esta es la pregunta del millón que en estos momentos se hacen tanto los principales ejecutivos como los accionistas de Barclays, especialmente estos últimos. En este caso, como en muchos otros, el que no se consuela es porque no quiere, así que cabe ver el vaso medio lleno o medio vacío.Desde la primera perspectiva es posible plantear que ABN Amro se había puesto demasiado caro, máxime si se tiene en cuenta el estado actual de los mercados y las finanzas mundiales.Además, dejando a un lado los efectos bursátiles y los posibles daños a su imagen por haber sido derrotado por el Santander y sus socios, la compensación que inevitablemente tendrá que abonarle el banco holandés también ayuda. Esta cifra asciende a 200 millones y supera holgadamente las pérdidas que esta misma semana el diario The Times calculaba que el propio Barclays iba a registrar por la fallida operación: unos 115 millones en concepto de honorarios pagados a los seis bancos de inversión que le han asesorado en la tentativa de compra.En el lado negativo se sitúan dos aspectos preocupantes para la entidad británica. El primero es la posibilidad de que algún otro banco considere hacerse con Barclays. Y, el segundo -éste mucho más acuciante- es que China Development Bank (CDB) y Temasek continúan en el accionariado del banco inglés. Tras incrementar el consorcio formado por el Santander, Fortis y Royal Bank of Scotland su propuesta por ABN Amro, Barclays se vio obligado a buscar ayudas externas y, en ese punto, aparecieron las dos entidades orientales. De haber salido adelante la compra de ABN Amro, ambas hubiera participado del pastel, pero su actual presencia en el accionariado de Barclays carece de sentido práctico y puede resultar un problema.En este sentido, el hecho de que la primera esté participada por el Estado chino e, igualmente, la segunda por el singapurense no es una circunstancia que suele gustar en el ámbito financiero anglosajón. A partir de ahí, la cuestión reside en saber si a los accionistas de Barclays les parece oportuna esta particular presencia.