El Gobierno pretendía reestablecer la confianza de los mercados hacia España con su plan de recapitalización de las cajas de ahorros, además de que éstas entidades contribuyeran ya a la economía con la reactivación de la concesión de créditos. Ni una cosa ni la otra parece que logrará de manera inmediata. El agujero desvelado por el Banco de España esta semana, que suma más de 15.000 millones, se ha quedado corto para los expertos, que consideran que las necesidades de nuestro sistema alcanza, al menos, los 40.000 millones. Los bancos de inversión y los analistas temen que España se convierta en una nueva Irlanda; es decir, que el saneamiento del sector financiero se lleve por delante al Estado con los millonarios rescates de las entidades. Por eso, el Gobierno y el propio supervisor han salido de gira por medio mundo en busca de inversores que depositen el dinero y reduzcan la factura de las cajas para las arcas públicas. El problema radica en que tanto los fondos buitre como las aseguradoras -las instituciones que hasta ahora han mostrado más interés- sólo están dispuestos a participar en el saneamiento a precios de saldo y si se les permite acceder a los órganos de decisión de estas entidades. Y las cajas no están por la labor de malvenderse y de dar entrada a extraños en sus consejos de administración. Prefieren que sea el Estado quien les saque del atolladero, ya que éste no apartará, a priori, a los actuales gestores, ya sean buenos o malos. Hasta ahora, el Gobierno sólo ha conseguido 450 millones de los Emiratos Árabes, pero nadie en el sector conoce a qué caja irán destinados. Parece que se creará un fondo especial cuyos recursos se distribuirán aleatoriamente en función de las necesidades. Pero Qatar y Dubai podrían negarse a que su dinero fuera a parar a uno u otra caja. Lo que quieren es que su inversión tenga retorno y que se les asegure unos dividendos anuales; es decir, que la operación sea rentable. El otro objetivo tampoco se cumplirá. Los expertos consideran que las mayores niveles de solvencia limitará la capacidad que tienen bancos y cajas para su actividad crediticia. Todas las entidades darán menos préstamos y serán, además, más caros. La más poderosa razón para defender esta tesis es que el dinero no es infinito y más en estos tiempos que corren. Si las entidades van a tener que destinar más recursos a elevar su solvencia, éste se restará, en la medida que se pueda, a los que estaban resguardados para financiar la economía. Martinsa Fadesa recupera el pulso Julio de 2008. La fecha estaba marcada a fuego en la piel de la inmobiliaria española al presentarse en ese mes el mayor concurso de acreedores con un pasivo de 7.000 millones. Después de tres años, y tras un evidente esfuerzo por parte de su dirección, Martinsa-Fadesa dice adiós a esa incómoda situación. ¿Cómo lo ha hecho? Durante este tiempo, ha reducido sus números rojos de más de 2.000 millones de euros a 96 gracias a las ventas en el extranjero, ha logrado vender cais 6.000 viviendas, ha prevendido algo más de 4.000 pisos y ha centrado su actividad en desarrollar suelo para tenerlo listo cuando se reactive el sector. En definitiva, gestión. Y una vez que se avanza por ese camino, ahora toca buscar responsables y ahí señalan a Manuel Jove. El viernes, la junta de accionistas aprobó ejercer una acción de responsabilidad social contra los antiguos gestores de Fadesa por negligencia. La acusación que el propio Jove tildó de "disparate" y de "oportunista" agrava una relación controvertida desde que el empresario gallego se llevó de 2.209 millones de euros por la venta de Fadesa. Ahora serán los tribunales, que han permitido que Martinsa recupere el pulso, los que digan quién lo había paralizado.