La esposa del ex fundador, Antonio Camacho, niega que se llevara dineromadrid. El dueño de Gescartera, Antonio Camacho, suministraba una quiniela con las rentabilidades a ofrecer en renta variable y renta fija, que eran del 25 por ciento en el caso de clientes especiales, y, además, supervisaba el proceso para achacar minusvalía a inversores, que les salvasen de pagar a Hacienda, según informa Efe. Así lo revelaron ayer los acusados Miguel Ángel Vicente y Agustín Fernández Ameneiro, a preguntas del fiscal, durante la séptima sesión del juicio oral por este escándalo financiaron, en el que comparecieron además Laura García-Morey, esposa de Camacho, y la contableÁngeles Leis. Miguel Ángel Vicente, quien "picaba" las inversiones atribuidas a los clientes como "jefe de mantenimiento", reconoció, al igual que los otros imputados que declararon ante el tribunal, que por un lado estaban los clientes normales y, por otro, los inversores especiales que, como su familia, recibieron rentabilidades del 23 al 26 por ciento por cantidades asignadas a renta fija, lo que hizo multiplicar su patrimonio por 15. De hecho, según los documentos aportados por el fiscal, de los 20 millones de pesetas (120.000 euros) aportados a Camacho a principios de la década de 1990 para su gestión en Gaesco, se pasó, en 1993, cuando se fundó Gescartera, a 90 millones; en 1997, a 268 millones de pesetas y, en 2001, antes de ser intervenida la agencia de valores, a un valor que superaba los 300 millones de euros (1,8 millones de euros). En todo momento, Vicente, que tenía un sueldo mensual inicial de 900 euros y de 2.500 euros en 2001, negó que los rendimientos obtenidos por él y su familia fuesen "un asiento para llevarse los clientes de Gescartera", tal y como le preguntó el fiscal, después de afirmar que este acusado no figura como cliente ni parece haber efectuado inversión alguna en Gescartera. Ocho años de cárcelEl fiscal ha solicitado ocho años de cárcel por apropiación indebida, ya que el sistema informático es considerado "pieza fundamental" para el engaño a los inversores; otros seis años para el asesor fiscal Agustín Fernández Maneiro, "pues liquidaba las comisiones de los clientes", además de otros seis para Laura García Morey y Ángeles Leis por apropiación indebida. En su turno, Fernández Maneiro explicó que, por orden de Camacho y el ex director general José María Ruiz de la Serna, "transcribió mecanográficamente" unas cartas para la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) en el que una veintena de clientes admitían haber tenido pérdidas por una cantidad total que podría rondar entre los 200 millones y 300 millones de pesetas (2,4 millones de euros). Laura García Morey, empleada de Gescartera de 1997 a 2001 y actual mujer del dueño de la agencia de valores Antonio Camacho, afirmó que su labor en la compañía se limitaba a ejecutar órdenes de compra y venta de acciones y negó que tenga algún dinero procedente de los inversores. Según el fiscal, pudo distraer dinero a través de una filial inmobiliaria.