El ex consejero Ruiz de la Serna dice estar "convencido" de que hay dinero fueramadrid. Pilar Giménez-Reyna, con su acento malagueño, sus mechas rubias en el pelo y su aire de ama de casa apacible, se presentó ayer ante el juez como "una mujer objeto". Era la presidenta de la agencia de valores, y como tal, captaba clientes, firmaba documentos, decidía los intereses que se pagaban a los inversores... pero según dijo ella misma ayer en la Audiencia Nacional, era un "simple objeto de decoración", sin preparación para asumir ese cargo.Es de imaginar que Antonio Camacho, un lince para las relaciones personales, la colocó en la cúspide de la agencia por su apellido, Giménez-Reyna. El hermano Enrique era en esos años secretario de Estado de Hacienda. Ella rechazó ese extremo ayer, preguntada por el fiscal, pero no pudo negar que sí realizó algunas llamadas a su poderoso hermano para que averiguara qué se traía entre manos la CNMV.Él fue, de hecho, quien informó a Gescartera de la investigación del organismo supervisor. La imputada también reconoció una comida en la que estuvo presente su hermano, Pilar Valiente, ex presidenta de la CNMV, junto al mismísimo Camacho y otros varios altos cargos. "Fue una comida banal", dijo."La tonta más tonta"Ni Pilar Valiente ni Enrique Giménez-Reyna están imputados, pero acudirán como testigos y podrán aclarar muchas dudas en torno al papel que jugó la CNMV en el escándalo.Todas esas pruebas aparecieron en una agenda personal de Giménez-Reyna. "Yo debía ser la tonta más tonta, porque no me enteré de nada", se recriminó casi gritando. La presidenta del tribunal tuvo que intervenir para explicarle que no estaban ahí para acusarla de nada personal, sino para juzgar unos hechos presuntamente delictivos.Pilar Giménez-Reyna ya no ve a Antonio Camacho como aquel chico que trabajaba con ella en la sociedad Gaesco y que parecía tan honrado y valioso. "Quien tiene que dar responsabilidad sobre el dinero de la inversión cuando no se sabe dónde está es el señor Camacho". Es una declaración que la ex presidenta hizo en 2001, recién intervenida la agencia de valores, y que ayer ratificó en el juicio. "No supe nada hasta el 14 de junio, en una reunión ante la CNMV. Cogí a Antonio [Camacho] de la solapa y le pregunté: "dónde está el dinero?" Días después, según relató ayer ante el juez, el consejero José María Ruiz de la Serna, también imputado en el caso, le dijo con mucha alegría que el dinero estaba en dos sociedades de EEUU. Esos certificados, al igual que varios de Caja Madrid Bolsa y La Caixa, resultaron ser falsos. Pilar Giménez-Reyna ya se ha convencido de que el dinero se ha "volatilizado", aunque negó que ella tuviera nada que ver. Sin embargo, Ruiz de la Serna, que se enfrenta a 11 años de cárcel como Camacho, sigue convencido de que los fondos están en el exterior. Así lo dijo ayer en su turno de declaraciones, después de Giménez-Reyna. El consejero admitió haber presentado a la CNMV varios documentos bancarios que certificaban la existencia de más de 100 millones de euros de los clientes, por orden de Antonio Camacho, ya que creía que el dueño de Gescartera había "repatriado" los fondos desde el extranjero. Sin embargo, todas las pesquisas de los investigadores han caído en saco roto. El dinero no está por ningún sitio.