Tradicionalmente, Lamborghini ha bautizado a todos sus coches con nombres de toros famosos. Miura, Espada, Gallardo son sólo algunos de los apellidos más conocidos de la firma boloñesa de Sant'Agata. Tampoco es una cusualidad que su logotipo sea un morlaco: la afición de Ferruccio Lamborghini por el arte de cúchares es de todos conocida. Y esta filosofía no va a cambiar, pero les va a resultar más difícil mantenerla, ya que la marca italiana ha encontrado un duro rival en los japoneses, que registran los nombres a toda velocidad. O esa era la explicación oficial que daban cuando se les preguntaba por Reventón, el controvertido nombre de su último y exclusivo producto. Al parecer, este astado, de la ganadería de Don Rodríguez, tuvo su reconocida fama en 1943, en México, cuando corneó y mató al allí popular diestro Félix Guzmán.Varios ejemplosReventón, o lo que es lo mismo, pinchazo, no parece un nombre para un deportivo que supera los 300 km/h, aunque ejemplos parecidos ya los hemos tenido en nuestra historia automovilística: Nissan, por ejemplo, nombró a uno de sus modelos Moco. Chevrolet tuvo entre su gama uno llamado Nova, (que podría tomarse como "no va"). Y no hay que olvidar al todoterreno Pajero, de Mitsubishi, ni al antiguo modelo Laputa de Mazda.Pero, guste o no, Reventón es la última joya de Lamborghini. El más potente, el más caro -un millón de euros- y el más exclusivo -sólo 20 unidades- de cuantos ha fabricado. Diseñado íntegramente en la factoría italiana, se ha tomado como base técnica el Murciélago LP640 con su habitual motor V12. Inspirado en el concepto más avanzado de aerodinámica; por fuera y por dentro recuerda a un caza de combate. El resultado es el de un súperdeportivo extremo, de líneas afiladas y agresivas y unas superficies muy limpias.Frontalmente, destacan las dos enormes tomas de aire, muy necesarias para refrigerar no sólo los frenos de disco de carbono, sino también los 650 CV que rugen bajó el capó posterior. Por detrás, una rejilla permite ver parte de la impresionante mecánica. Al más puro estilo aeronáutico, dos pantallas de TFT presiden el cuadro de instrumentación y una más se ubica en la amplia consola central.Tiene tracción a las cuatro ruedas y su motor es ya un clásico, el V12 de 6.5 litros, con 650 CV, asociado a una caja automática o secuencial de seis velocidades. Nada que decir acerca de sus consumos, pero como curiosidad hay que señalar que en ciudad -en Lambroghini afirman que es un coche de uso diario-, puede superar los 32 litros de combustible cada 100 kms. Ahí es nada.