Las claves de la nueva cosmovisión económica, en un libro que causa furor en EspañaLa visión de Bangalore, el Sillicon Valley de la India, puede tener un efecto casi traumático para alguien que despierte con la imagen, aún en la retina, del Tercer Mundo. Algo así debió sucederle al veterano columnista del The New York Times, Thomas Friedman, en el momento de alumbrar una teoría tan brillante como la que expone en La tierra es plana (Martínez Roca, enero de 2006). Deslumbrado por la presencia en la India de las poderosas multinacionales tecnológicas norteamericanas -IBM, Microsoft, HP, Texas Instruments...- Friedman alienta una idea tan simple como convincente: que la globalización está allanando el terreno de juego de la economía. A Friedman le fascina cómo el conocimiento se hace accesible a través de la Red y permite la emergencia del individualismo; cómo las comunicaciones han "matado" las distancias; cómo la innovación y la tecnología están redimiendo al mundo; cómo la tierra, en fin, se está volviendo plana.La idea es tan sugerente, que precisamente en la dinámica de la globalización, Friedman encuentra la clave de la evolución del mundo y llega a subtitular esta obra como "breve historia del mundo globalizado del siglo XXI".Este panorama de intensa evolución -Friedaman califica de imparable este "aplanamiento" del mundo- podría verse como la antítesis del "fin de la historia" pronosticado por Fukuyama. El autor aplica al desarrollo mundial una curiosa versión de la teoría física de los vasos comunicantes: se supone que las "bondades" del capitalismo se extienden como una mancha de aceite por el mundo, y acabarán colonizando el planeta de bienestar. En realidad, como toda cosmovisión, el libro es reduccionista en exceso. Porque si la globalización ha estrechado distancias también ha ahondado en las diferencias. Frente a la caída de barreras comerciales se alza una creciente ola de proteccionismo económico en Europa. El desarrollo en China o en India se ha hecho a costa de pasar por encima de los derechos humanos. Por no hablar de las guerras en Irak o de las epidemias y del goteo continuo de muertes de hambre en África... Es evidente que, a día de hoy, el mundo dista mucho de ser plano.Es indudable que la sociedad norteamericana, traumatizada desde los atentados del 11-S, necesita mensajes positivos sobre el papel que desempeñan los Estados Unidos en el mundo. Y La tierra es plana (The World is flat) puede actuar, en este sentido, como una poderosa terapia colectiva. Tal vez ello explique su éxito en ventas: más de cuarenta semanas en la lista de best sellers del prestigioso The New York Times Book Review. También en España este libro causa furor y sigue entre los más vendidos después de casi seis meses desde su lanzamiento. de hecho, no es una novedad, pero lleva el camino de convertirse en uno de esos libros de referencia para leer con detenimiento. Y, por cierto, está muy bien escrito, con pasión.