El Usca quiere frenar su pérdida de poder tras la entrada de operadores privadosmadrid. Manuel Pimentel deberá coger el toro del convenio colectivo de los controladores aéreos por los cuernos. A cierre de esta edición, Aena y Usca, el sindicato que representa a la mayoría de los trabajadores de este colectivo, no habían llegado a un acuerdo definitivo y dejan sobre la mesa importantes puntos que tendrá que matizar el ex ministro de Trabajo del PP, árbitro designado a tal efecto. En la medianoche de ayer finalizaba el plazo para llegar a un acuerdo sin tener que recurrir al arbitraje. Ahora, será Pimentel el que decida sobre las cuestiones sin cerrar en un plazo que tampoco puede sobrepasar el próximo 28 de febrero. En ese laudo arbitral, el abogado andaluz tendrá que aclarar cuestiones relacionadas con la aplicación de la nueva Ley de Navegación Aérea y cómo debe ser interpretada en este convenio. Acuerdo en horas Donde parece que sí hay acuerdo, a falta de una confirmación definitiva, es en cuestiones como el número de horas que puede realizar un controlador al año (no más de 1.670 horas) y el sueldo medio que cobrará el colectivo: aproximadamente 200.000 euros para evitar que la masa salarial total no supere los 460 millones de euros en 2011 y en los siguientes ejercicios. En 2010, fue de 480 millones de euros. En este sentido, las horas extras se han reducido a la máxima expresión. Según datos del propio Ministerio de Fomento, confirmados en público por el propio José Blanco, no habrían supuesto en el pasado ejercicio un desembolso mayor de 3 millones de euros, cifra que contrasta con los más de 360 millones de euros que se pagó en horas extras en 2009. En cambio hay otros puntos sobre los que la distancia en la negociación es bastante grande. Por ejemplo, es una incógnita cómo deberá ser la relación entre los nuevos controladores aéreos que llegarán a las once torres que se liberalizarán en los próximos meses y los que dependen de Aena. Los nuevos profesionales tendrá un sueldo sensiblemente menor al de los agrupados en el Usca y, además, su gestión dependerá de un operador privado, el mismo que gane la correspondiente licitación. Lo mismo ocurrirá con los nuevos controladores cuya formación está liberalizada (está siendo recibida por Senasa) y cuyos ingresos también serán menores. Otro de los peligros para el Usca es saber el papel que desempeñarán en el futuro los controladores militares, una vez que el Ministerio de Defensa anunciara que formará a un grupo de élite para que se movilicen en casos de emergencia. El laudo arbitral que debe dictar Manuel Pimentel antes de que finalice el próximo 28 de febrero es de obligado cumplimiento por ambas partes y, en ningún caso, es recurrible por Aena o por el Usca. Cierre del espacio aéreo La decisión del ex titular de Trabajo en la etapa del Partido Popular pondría fin a un conflicto de años en el que se han protagonizado varias huelgas de celo del colectivo de controladores y que tuvo su momento más delicado el pasado 3 de diciembre, cuando el progresivo abandono de un nutrido grupo de controladores de su puesto de trabajo (alegando motivos médicos) obligó al Ministerio de Fomento a cerrar el espacio aéreo y al Gobierno a aprobar un estado de alarma que duró hasta el pasado 15 de enero. Unos graves hechos sobre los que todavía se está investigando.s Más información relacionada con este tema en www.eleconomista.es