El desarrollo en España de nuevos productos financieros como opciones, futuros, 'swaps' de divisas y tipos de interés, y otros que también ofrecen mayor cobertura al inversor, se ha producido más tarde que en otros países. Ahora, la banca intenta potenciar CFDs, ETFs, 'warrants' y turbos. Por J. LabianoEmpezamos con retraso. Es lo que afirman algunos expertos sobre la llegada al mercado español en los últimos años de algunos de los más novedosos productos financieros que existen en estos momentos. Por eso, ahora nos toca correr para ponernos a la altura de otros países, que ya habían iniciado su oferta y comercialización unos cuantos años antes que nosotros. Francisco Uría, socio del Sector Financiero de KPMG Abogados, explica que al igual que en el resto de los países, en España se ha producido la aparición de nuevos productos financieros como las opciones, futuros, swaps de divisas y tipos de interés, así como otros que también ofrecen mayor cobertura al inversor. Sin embargo, "su introducción y desarrollo se ha producido de forma más tardía que en otros mercados y, a menudo, ha venido ligada a otros productos más tradicionales a los que ofrecía una función de cobertura de riesgo de divisa o tipo de interés". Un buen ejemplo de la introducción tardía de estos instrumentos financieros innovadores es el hecho de que la aparición de los denominados turbos no se produjo en España hasta el año 2007, mientras que en la mayor parte de países europeos se venían utilizando desde hacía 10 años. Entre los principales productos financieros que están avanzando ahora con paso firme en el mercado español se encuentran los CFDs, los ETFs, los warrants, los turbos y los certificados. Los CFDs son contratos por diferencias, un instrumento financiero con el cual se pueden aprovechar los movimientos en los precios de cualquier activo que se tome como referencia (o subyacente), haciendo la diferencia de los precios de apertura y cierre de una posición. Por su parte, los ETF son instrumentos de inversión híbridos entre los fondos y las acciones, de tal forma que reúnen la diversificación que ofrece la cartera de un fondo con la flexibilidad que supone poder entrar y salir de ese fondo con una simple operación en bolsa. Depender de otro activo Los warrants son un producto derivado cuya evolución depende de lo que haga otro activo llamado subyacente. Los warrants se emiten sobre acciones, índices, divisas, etc. Mientras que los turbo warrants son un tipo específico de warrant, surgido en 2001. En algunos países, como Italia y Alemania, el volumen de negocio es muy importante, compitiendo claramente con los warrants tradicionales. Se trata de un producto cotizado en bolsa, que permite invertir tanto al alza (call) como a la baja (put) sobre un determinado activo subyacente. Los certificados, por su parte, consisten en productos financieros que replican sistemáticamente un activo subyacente y su evolución. Cotizan en el SIBE, en el segmento de contratación de warrants, certificados y otros productos, pudiendo el inversor comprarlos y venderlos en cualquier momento de la sesión bursátil. Augusto Piñel, gerente de KPMG, explica que las mayores ventajas de los CFDs es que "tienen un bajo nivel de inversión inicial (5 por ciento), permiten operar a corto, a largo, alcista, bajista y su cálculo diario es muy sencillo". Mientras que los ETFs, al replicar un índice o conjunto de valores determinados, "permiten invertir no sólo en acciones, sino en bonos o materias primas", tanto en España como en el extranjero, "teniendo liquidez inmediata al estar el propio fondo cotizado y poder comprar y vender intradía". Los warrants también cuentan con un "bajo nivel de inversión inicial, liquidez al estar cotizados y limitación de la pérdida a la inversión realizada". Y los turbos tienen las ventajas de los warrant's, pero "sin que les afecte el paso del tiempo y la volatilidad". Finalmente, los certificados "permiten cubrir el riesgo de divisa y tener como subyacente una gran variedad de activos, disponen de liquidez al estar cotizados y pueden ser perpetuos". La tardanza en la llegada a España de estos productos queda reflejada en un estudio realizado recientemente por la firma especializada BlackRock. Esta empresa publicó recientemente un análisis sobre el mercado español de fondos cotizados (ETF) y productos cotizados (ETP), en el que contemplaba todos los fondos y productos cotizados que han sido registrados y se negocian en España. Y ofrecía una visión del mercado a finales del tercer trimestre de 2010. Según el estudio, elaborado por el departamento Global ETF Research and Implementation Strategy de BlackRock, dirigido por Deborah Fuhr, "España es un mercado relativamente nuevo para los productos cotizados en el propio país, ya que se lanzaron oficialmente en noviembre de 2005". Paralelamente, como indica el informe, el uso de los ETFs por parte de los inversores españoles "ha sido relativamente elevado". En 2008, un total de 76 inversores institucionales en España aseguraron utilizar uno o más fondos cotizados, cifra que sitúa al país en la quinta posición en la lista de 42 naciones en las que se ha analizado el uso de los ETF por parte de este tipo de inversores. En junio de 2010, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) autorizó la cotización o registro en España de ETFs como fondos de inversión y como sociedades de inversión de capital variable (sicav), con lo que se otorgaba a los dos vehículos el mismo tratamiento normativo y fiscal. Mayor flexibilidad La CNMV también dotó a los fondos cotizados de mayor flexibilidad, permitiéndoles replicar no sólo índices de renta variable o renta fija, sino también cualquier otro tipo de activo o vehículo subyacente autorizado expresamente por la CNMV, como materias primas o divisas. Según Deborah Fuhr, "los inversores españoles conocen cada vez más los grandes atractivos de los fondos cotizados como vehículo de inversión, entre los que cabe citar la flexibilidad, la diversificación, la transparencia y sus costes relativamente bajos". A su juicio, "aunque el mercado español todavía está evolucionando, prevemos que el conocimiento y el uso de los ETF seguirá creciendo hasta convertir a España en un mercado dinámico y un referente para el crecimiento de este sector durante los próximos años". A finales del tercer trimestre de 2010, había diez fondos cotizados en España, que se podían contratar en un total de 44 mercados y contaban con un patrimonio de 1.500 millones de dólares. Estos diez fondos eran comercializados por dos proveedores y cotizaban en dos Bolsas de valores. También había 389 ETF/ETP registrados para su venta en España. Cambios regulatorios En el futuro, la evolución de los nuevos productos financieros vendrá muy condicionada por los cambios regulatorios que se están produciendo a nivel internacional. Un informe de KPMG pone de manifiesto que, si los bancos no cambian sus modelos de negocio, el crecimiento de las presiones regulatorias y las nuevas medidas que afectan a la liquidez bancaria, provocarán una "reducción sistémica de la rentabilidad". El estudio recuerda que, durante los últimos meses, las nuevas propuestas sobre los niveles de capital que han de tener los bancos han copado los titulares. "Si bien, aunque estos requerimientos resultarán muy difíciles de cumplir para muchos bancos, son los nuevos requerimientos impuestos por el Comité de Supervisión Bancaria de Basilea los que posiblemente tengan un mayor impacto". Las nuevas reservas de liquidez, que posiblemente tendrán tres veces su tamaño actual, incrementarán los costes de liquidez de forma drástica y reducirán permanentemente los márgenes. "Los fondos de liquidez tendrán que mantenerse en activos de bajo riesgo y rendimiento, como los bonos del Estado, que proporcionarán retornos muy reducidos y reducirán aún más la rentabilidad". Y concluye que el coste de atraer depósitos de particulares a largo plazo será "un reto de negocio clave".