Muchos particulares perdieron conexiones y los pequeños negocios de las islas, sus clientesMuchos particulares perdieron conexiones y los pequeños negocios de las islas, sus clientesMuchos particulares perdieron conexiones y los pequeños negocios de las islas, sus clientesMadrid. El colapso de los aeropuertos tendrá graves consecuencias económicas. El primer reflejo podrá verse el próximo lunes, cuando abran las bolsas, en la cotización de las aerolíneas, que ayer tuvieron que suspender sus vuelos hasta hoy, sábado, con la esperanza de que puedan ser reanudados. Algunas de ellas, como Swissair, facilitaron hotel gratis a todo su pasaje, mientras que otras, como Lufthansa o Iberia ofrecieron incluso la posibilidad de reembolsar el billete, a los clientes que lo deseen, así como un teléfono de información. La cara de resignación de los pasajeros era tremenda. Muchos de ellos recogieron sus maletas y dieron por terminadas sus vacaciones antes de comenzarlas. Otros aguardaban pacientes colas para presentar su reclamación. Lo peor es que se trata de un caso de fuerza mayor y los seguros no cubren estas circunstancias. "Tengo reservado un hotel de lujo en Venecia, pero ya no podré llegar porque he perdido la conexión. Recordaré toda mi vida a estos controladores", manifestaba una usuaria, que se lamentaba de que nadie le devolverá el dinero de su reserva. Es lo que faltaba a los ciudadanos, que ya pasan por una crisis de varios años, que amenaza sus puestos de trabajo. La responsabilidad de las agencias de viajes y de las aerolíneas es limitada, ya que ellas no son las culpables de los retrasos, sino Aena. Pero además de los usuarios, existen otros perdedores, los cientos de hoteles en las islas Baleares y Canarias, a las que se suspendieron los vueles, a los que no llegarán los clientes, que aunque tuvieran el billete ya pagado, jamás podrán consumir.. Los negocios de hostelería y restauración de estas zonas también sufrirán la menor afluencia de público. En resumen, aún es pronto para poder cuantificar las pérdidas , ya que la reincorporación de controladores a partir de la medianoche de ayer, permitirá atenuar las graves consecuencias de la huelga salvaje convocada por unos controladores, en esta ocasión, fuera de control, descontrolados.Madrid. El colapso de los aeropuertos tendrá graves consecuencias económicas. El primer reflejo podrá verse el próximo lunes, cuando abran las bolsas, en la cotización de las aerolíneas, que ayer tuvieron que suspender sus vuelos hasta hoy, sábado, con la esperanza de que puedan ser reanudados. Algunas de ellas, como Swissair, facilitaron hotel gratis a todo su pasaje, mientras que otras, como Lufthansa o Iberia ofrecieron incluso la posibilidad de reembolsar el billete, a los clientes que lo deseen, así como un teléfono de información. La cara de resignación de los pasajeros era tremenda. Muchos de ellos recogieron sus maletas y dieron por terminadas sus vacaciones antes de comenzarlas. Otros aguardaban pacientes colas para presentar su reclamación. Lo peor es que se trata de un caso de fuerza mayor y los seguros no cubren estas circunstancias. "Tengo reservado un hotel de lujo en Venecia, pero ya no podré llegar porque he perdido la conexión. Recordaré toda mi vida a estos controladores", manifestaba una usuaria, que se lamentaba de que nadie le devolverá el dinero de su reserva. Es lo que faltaba a los ciudadanos, que ya pasan por una crisis de varios años, que amenaza sus puestos de trabajo. La responsabilidad de las agencias de viajes y de las aerolíneas es limitada, ya que ellas no son las culpables de los retrasos, sino Aena. Pero además de los usuarios, existen otros perdedores, los cientos de hoteles en las islas Baleares y Canarias, a las que se suspendieron los vueles, a los que no llegarán los clientes, que aunque tuvieran el billete ya pagado, jamás podrán consumir.. Los negocios de hostelería y restauración de estas zonas también sufrirán la menor afluencia de público. En resumen, aún es pronto para poder cuantificar las pérdidas , ya que la reincorporación de controladores a partir de la medianoche de ayer, permitirá atenuar las graves consecuencias de la huelga salvaje convocada por unos controladores, en esta ocasión, fuera de control, descontrolados.bilbao/barcelona/valladolid/valencia/Sevilla. El mayor de los aeropuertos vascos, el de Bilbao, tenía programados para este puente 695 vuelos para trasladar a 87.000 pasajeros, una cifra que supera la registrada el año pasado para estas fechas. La desinformación de los pasajeros en las terminales fue casi total. Los teléfonos estaban bloqueados, igual que en Valencia, donde era imposible ponerse en contacto con el aeropuerto. En las terminales reinaba el caos y el agobio y la indignación entre los pasajeros. Desde megafonía se les conminaba a esperar y buscar respuestas en sus respectivas compañías aéreas. Una misión casi tan imposible como despegar. En el levante, el aeropuerto de Manises (Valencia) anunció su cierre por megafonía hacia las 19 horas, con unos 25 vuelos nacionales e internacionales pendientes de despegar en lo que quedaba de jornada. En los de El Altet (Alicante) y San Javier (Murcia) se empezaron a cancelar vuelos una hora antes. Un poco más arriba, en Barcelona, el aeropuerto de El Prat también registró bajas de controladores cercanas a un 20 por ciento, por lo que logró mantener parte de sus operaciones. Un portavoz del aeropuerto señaló que "no se habían producido demasiadas afectaciones", excepto en las rutas desde el aeropuerto de Barcelona con los aeropuertos de Barajas y las Baleares. Según los paneles del aeropuerto, la mitad de las llegadas registraban un retraso de entre una y dos horas a partir de las 17 horas. En Castilla y León, la principal incidencia se registró en el aeropuerto de Valladolid, que tuvo que cancelar los vuelos previstos por la tarde a Barcelona. Pese a que este aeropuerto, el de León y el de Salamanca tienen controladores militares, los aviones no pudieron despegar porque el espacio aéreo estaba cerrado. Lo mismo que pasó en Andalucía. Los aeropuertos de Sevilla y Málaga sufrieron cancelaciones aunque permanecieron abiertos. A nivel nacional, Iberia anunció que cancelaba todos sus vuelos de la península hasta hoy, una iniciativa a la que se sumó Vueling.