Los accionistas aprueban la operación y el 24 de enero cotizará la nueva IAGmadrid. Las juntas extraordinarias de accionistas de Iberia y British Airways no pusieron ayer problemas a la fusión de ambas aerolíneas. Primero en Londres y acto seguido en Madrid, los dueños de las compañías aprobaron de manera apabullante el orden del día y dan el pistoletazo de salida a la nueva IAG, que se convierte en el tercer grupo aéreo europeo por detrás de Air France-KLM y de Lufthansa y todas sus compañías satélites. Y es que con esta operación, Iberia ha pasado de ser la aerolínea número 22 del mundo a integrarse en un grupo que es el sexto mundial por facturación. Así lo recordaba ayer Antonio Vázquez, presidente de Iberia y de la nueva IAG, durante el discurso ante los accionistas. Posteriormente, el máximo ejecutivo de la aerolínea con sede en Barajas también recordaba que esta operación es sólo el principio de un proceso de fusiones trasatlántico, aunque "no será a corto plazo". La oportunidad de Barajas Antonio Vázquez reconoce que la fusión es una oportunidad única para el aeropuerto de Barajas, ya que las limitaciones de capacidad de Heathrow, en Londres, dan a Madrid un protagonismo especial. De momento, la ventaja más visible de la operación son las sinergias. Ambos grupos ahorrarán 400 millones de euros en costes a partir del quinto año de vuelo conjunto. El 40 por ciento de este importe proviene del aumento de los ingresos, ya que se coordina el poder de ventas y los precios más competitivos gracias a la optimización de redes. El restante 60 por ciento procede del área de costes, en los que la nueva Iberia-British Airways pretende ahorrar en tecnologías de la información, mantenimiento, flota y optimización de recursos. Pero estas sinergias no serán gratuitas. El coste de este ahorro alcanzará 269 millones de euros. Como ya estaba acordado, la nueva International Airline Group (IAG) será una sociedad española, con domicilio social y fiscal en Madrid. Por su parte, la sede operativa y financiera volará a Londres. Por tanto, la mayoría de los consejos de administración de la nueva IAG se celebrarán en la capital de España. Vázquez recordó ayer ante los accionistas de Iberia que las dos marcas se mantienen porque, entre otras cuestiones, no se quieren poner en peligro los respectivos derechos de tráfico y permisos de vuelo de Iberia y British Airways. La aerolínea española, por ejemplo, tiene varios acuerdos bilaterales con países sudamericanos para poder volar allí. Si se perdiera la marca Iberia es muy probable que estos derechos no tuvieran validez. El número uno de Iberia también reconoce que la gestión de la nueva IAG será llevada a cabo por Willie Walsh, su consejero delegado, y media docena de altos directivos entre los que se incluyen tres españoles: Rafael Sánchez-Lozano, que es el consejero delegado de Iberia Operadora, Enrique Dupuy, director financiero del grupo IAG, e Ignacio Torres, director de Sinergias de Costes. La nueva IAG despega con 14.000 millones de euros de facturación, más de 57.000 empleados, 400 aviones y es capaz de transportar a 58 millones de clientes en 1.700 vuelos diarios y a más de 200 destinos. La aerolínea fusionada comenzará a cotizar a partir del 24 de enero. Días antes, el 20 de enero, dejarán de negociarse BA e Iberia.s Más información relacionada con este tema en www.eleconomista.es