Nos quedemos en casa o salgamos de viaje, los días de asueto provocan un cambio de hábitos que también alteran la cartera. Conozca varios trucos para gestionarla eficazmente en vacaciones. Por Javier Moronatti La época estival es uno de los momentos más deseados del año. Para la mayoría, llega la hora de tomar un merecido descanso tras un año trabajando e, infectados por una fiebre derrochadora, no se suele escatimar en gastos. Más allá de las costumbres particulares de cada uno, es preciso tener en cuenta que, gracias a una correcta gestión de la cartera, es posible, en primer lugar, correr menos riesgos frente a los cacos, y además, que la cuesta de septiembre no sea tan dura. Sin ánimo de alentar la mezquindad, desde EcoVerano le proponemos una serie de recomendaciones al objeto de llevar a cabo un manejo más rentable de sus finanzas personales durante esta época. Y es que, a pesar de que agosto se acaba, muchos son los que cogen vacaciones en el mes de septiembre, e incluso en octubre.Ante todo, es imprescindible para obtener un resultado eficiente dibujar un perfil tipo de la situación en la que se puede encontrar cada uno, sobre todo, si se opta por permanecer en el hogar y la ciudad habitual de residencia o, por el contrario, se va a disfrutar de las vacaciones fuera de los mismos. Partiendo de la base de que esta última posibilidad es la más extendida entre la población española -¡qué más da que suban las hipotecas!: ir a la playa es sagrado-, a continuación, toca añadir el destino. En este aspecto, a su vez, la distinción fundamental se produce entre elegir un lugar fuera o dentro de la zona euro -al salir de casa todo resulta más complicado-, independientemente de que el país en cuestión pertenezca a la Unión Europea (UE). Con estos parámetros por bandera, aquí van varios consejos útiles para resolver satisfactoriamente cualquiera de los extremos citados, que pueden servirle para hacer frente a situaciones desagradables y, sobre todo, evitar sustos que podrían estropear unas merecidas -en la mayoría de los casos- y deseadas -exceptuando algunos fanáticos del trabajo, en esto casi hay consenso- vacaciones.Monedas y billetesEl dinero en efectivo es el sistema básico de pago y cuenta con la ventaja de que es universalmente aceptado tanto para pagar como para comprar. En contrapartida, según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), resulta poco seguro: "Es relativamente fácil perderlo, o que sea robado sin que se pueda recuperar. Si se viaja por el interior del país o de la zona euro no es necesario cambiar dinero, así que todo es más sencillo". Pero si no es así, obviamente sólo quedará convertir el dinero en divisas, es decir, en moneda de curso legal en la nación de destino. También a este respecto la OCU traslada una recomendación: "El cambio se puede realizar en España, o bien en el lugar de destino (en bancos, oficinas de cambio, estaciones, aeropuertos...), pero, en principio, ésta es la opción más cara". Hacerlo antes de salir de España tampoco es barato, pero siempre existen más posibilidades de comparar las comisiones que cada entidad financiera cobra por este servicio. El porcentaje es muy variable y, por ello, adquirir moneda extranjera con cargo en la propia cuenta corriente suele ser la opción más económica.TarjetasTanto de crédito como de débito, el dinero de plástico es un medio de pago muy útil cuando se está de viaje, pues evita tener que llevar demasiado efectivo. En opinión de la OCU, si se viaja dentro de España, las de débito se posicionan como la mejor opción, aunque realmente las comisiones son también muy volubles en este caso, y lógicamente resulta más beneficioso utilizar las infraestructuras de la propia entidad, o en su defecto, las de la red a la que esta pertenezca (4B, Euro 6000 y Mastercard). Sin embargo, bajo el criterio de la OCU, el uso de las tarjetas de crédito en cajeros no es recomendable, puesto que suele llevar aparejado unas comisiones elevadas. Aún así, fuera de la zona euro, pueden llegar a ser una alternativa al cambio de divisas si la comisión es muy alta.Cheques de viajeEstos documentos son emitidos por una entidad -en España los más extendidos son los de American Express, aunque no son los únicos-, por diversos importes y en las divisas más conocidas. En el extranjero se cambian por moneda local, tanto en entidades financieras como en algunos hoteles o estaciones, y también son admitidos como medio de pago en determinados establecimientos comerciales. Aunque su uso no está muy extendido en España -al contrario que en otros países-, la principal ventaja de este medio de pago es la seguridad que proporcionan a la persona que hace uso de ellos. Los cheques son nominativos: se firman en el momento de la emisión y sólo lo puede hacer efectivo el titular, que deberá acreditar su identidad antes de volver a firmar al cobrarlos o usarlos. Además, tienen un número de serie, con lo que en todo momento pueden ser localizados. Igualmente, en caso de pérdida o robo, indicando el número de serie de los cheques perdidos, la entidad se los reembolsará en el momento en el lugar donde esté. Los cheques no son gratuitos, siempre implican el abono de una tasa añadida pero, con todo, incluso en el peor de los supuestos, la comisión por adquirir cheques de viaje es menor que la que supone extraer dinero en efectivo en muchos de los cajeros automáticos que bancos y cajas de ahorro tienen difundidos por casi todos los lugares, especialmente, en las zonas más turísticas, uno de los filones de su actividad.Otras opcionesFinalmente, cabe destacar que existen alternativas a las posibilidades más tradicionales, o lo que es lo mismo, las mencionadas anteriormente: el giro postal y la transferencia internacional. Dejando a un lado el coste que significan -tampoco nada desdeñable para un bolsillo normal-, tienen el problema de la lentitud: tardan bastante en llegar al destinatario y, por lo tanto, no suelen satisfacer las demandas del viajero medio. En términos genéricos, el turista español no suele permanecer de vacaciones tanto tiempo en el mismo lugar, pero el uso de estas herramientas sí puede ser práctico para aquellas personas que prefieran quedarse en un único sitio por periodos que excedan las dos semanas de duración.'Para no olvidar'En último lugar, la propia Organización de Consumidores y Usuarios siempre recomienda una serie de consejos básicos bajo el sugerente apartado que denomina para no olvidar. Si se va a realizar un viaje y no se dispone de una tarjeta de crédito, es mejor solicitar una con una cierta antelación para que no le pille el toro en cuestiones relacionadas con el calendario. Antes de usarla es fundamental cerciorarse previamente de que no implica el abono de una tasa específica por hacer compras o pagos en países extranjeros, así como asegurarse de la cuantía de las comisiones establecidas en el supuesto de que las hubiera. Si se considera necesario, se puede valorar la posibilidad de ampliar el límite habitual de crédito para estar seguro de que el saldo no se acabará en el momento más inoportuno. Es decir, como suele suceder en estos casos, en los que parece que la ya célebre ley de Murphy parece cumplirse a rajatabla. Ya saben: la tostada siempre cae al suelo por el lado en que está untada o el autobús acude puntualmente a la parada cuando se ha encendido un cigarrillo, por citar alguno de los ejemplos más clásicos en los que la mala suerte del dichoso Murphy parece gobernar indefectiblemente el destino de los seres humanos. Como es bien sabido, para sacar dinero del cajero automático con la tarjeta de crédito se necesita un número secreto: si por algún casual no lo recuerda pida a la entidad financiera que se lo mande de nuevo, pero nunca lo apunte en ningún sitio si no quiere convertirse en una presa fácil de los llamados amigos de lo ajeno. En los viajes es buena idea llevar una segunda tarjeta, sólo por si acaso. Además, es preciso optar siempre por las tarjetas más seguras, las que con seguridad se sabe que responderán en caso de uso fraudulento, limitando al máximo la responsabilidad del titular de la misma.Si el destino del viaje es un país exótico, alejado de las rutas turísticas más habituales, es muy importante asegurarse antes de partir de que es posible cambiar los euros o los cheques de viaje al llegar. Si no es así, será necesario llevar otra divisa, normalmente dólares, la más aceptada a nivel mundial.En definitiva, la correcta gestión de la cartera en verano no es más que haber gastado durante el mismo lo que se quería, ni más ni menos. Aunque parezca una obviedad, es tan sencillo como eso. A pesar de que los gustos y las formas de actuar de cada uno son casi tan variadas como el destino y el plan de cada una de las personas que cogen vacaciones, lo ideal es impedir desembolsos innecesarios o que realmente ni se querrían ni se tendrían por qué hacer. Simplemente, hay que tener un poco de vista, ser extremadamente previsores e incluso cautos en función del destino que se haya seleccionado.No es cuestión de mirar la pela de una forma exhaustiva y tampoco es preciso derrochar de forma compulsiva, sino más bien se trata de gestionar con sentido común y seguir un serie de consejos básicos que, más o menos, se ajustan a lo descrito en estas líneas.Lo único que no hay que olvidar es que el dinero, al revés que las personas, no coge vacaciones. Con eso basta.