Bruselas puede convocar un Ecofin este domingo por video conferencia ante la inestabilidad Salgado anuncia que mantendrá el calendario de emisiones, pero reducirá el volumen de la ofertamadrid. La jornada del viernes se recordará como una de las más intensas en los mercados financieros, que descuentan la posibilidad de que sea necesario el rescate de la economía española por parte de la Unión Europea. La respuesta del Gobierno español, además de las airadas declaraciones de Rodríguez Zapatero, se queda, por el momento con el anuncio realizado ayer por la vicepresidenta segunda, Elena Salgado, de que no se suspenderá ninguna emisión de deuda de aquí a fin de año, pero que sí se reducirá el volumen ofertado en cada una de ellas. Salgado destacó la estabilidad de la base inversora con la que cuenta el Tesoro, ya que los inversores no residentes han pasado de representar el 43 al 47 por ciento del total, mientras que las instituciones financieras residentes suponen el 26,31 por ciento, las Administraciones Públicas el 13 por ciento y los hogares y empresas financieras el 3 por ciento. Fondos de inversiones y pensiones y aseguradoras completan el resto. Pero estas palabras no impidieron que a última hora de la tarde de ayer se comentara en Bruselas que los ministros de Economía y Finanzas europeos prevén celebrar este fin de semana, previsiblemente el domingo, una video conferencia para atar los últimos flecos del rescate de Irlanda antes de que el lunes abran los mercados. Dublín recibirá préstamos de la UE y del FMI por valor de unos 85.000 millones de euros para evitar la quiebra. Alrededor de la mitad de estos préstamos financiará una profunda reestructuración de su sector bancario, en la que se incluirán liquidaciones ordenadas de algunas entidades y reestructuraciones de la deuda emitida por sus bancos, pero no de la emitida por el Estado. Este sería el motivo oficial de la convocatoria virtual de los ministro de Economía, pero es casi imposible que no se cuelen en el orden del día las dudas que los mercados tienen sobre Portugal y España. Las presiones sobre Portugal para que acepte el rescate, aunque desmentidas por el propio Durao Barroso, tampoco han merecido la atención de los inversores internacionales. Los mercados hacen oídos sordos a las apelaciones del Gobierno español a la normalidad de la situación económica, al cumplimiento del plan de ajuste financiero y del programa de reformas. Y no les faltan argumentos para inclinarse a favor de que se hace necesario un plan adicional o un rescate. Referencias preocupantes Los mercados atienden a distintas variables de economía española con suficientes elementos inquietantes. Además del elevado coste de la financiación, significado con una diferencia con el bono alemán que ayer se movió en el rango de los 255 puntos básicos, hay referencias alarmantes. Los CDS españoles son más caros, por ejemplo, que los de un país cuya deuda está cerca de la calificación más baja como Rumanía. Por otra parte, el coste de financiación de las empresas españolas es más del doble o el triple que para un competidor de otros países, lo que ya expusieron los principales empresarios del país al presidente Rodríguez Zapatero. Otra de las constataciones de los mercados es que la renta variable española va a bajar este año en torno a un 20 por ciento, mientras que otros mercados, como el alemán, tendrán revalorizaciones del 15 por ciento. Baste con señalar que la capitalización de las dos principales entidades financieras españolas, Banco Santander y BBVA, ha disminuido 50.000 millones de euros, con el efecto consiguiente para los inversores institucionales y los particulares. Y, en cuanto a la renta fija, los fondos constituidos con este tipo de inversión han sufrido un fuerte castigo en su rentabilidad. A eso se añade la exposición de las entidades españolas a la deuda portuguesa -tiene un tercio de la misma-. Y, por si fuera poco, las previsiones macroeconómicas no apuntan a un crecimiento suficiente en los dos próximos años. Standard & Poor's señaló ayer que la calificación española de AA se mantendrá, pero los condicionantes no cambian: consolidación de las finanzas públicas, crecimiento adecuado de los ingresos y reformas estructurales. El mismo mensaje desde hace meses.