Parece que millonarios de todo el mundo han elegido la isla balear como su siguiente destino de vacaciones. Inmejorables servicios y casas espectaculares a 'buen' precio son los atractivos. Por Karen Robinson Ahora que el número creciente de los súper ricos globales medita sobre dónde aparcar sus súper yates el próximo verano, quizá podrían pensar en la opción de Mallorca. La isla, refugio de vacaciones para los famosos del celuloide, la pasarela y el deporte desde hace muchos años, está pujando por atraer a las grandes fortunas a través de la venta de una casa valorada en torno a los 50 millones de euros. Cielo de Bonaire tiene vistas tanto a la bahía de Pollensa como a la de Alcudia, al norte de la isla. Y su helipuerto se encuentra a escasa distancia de la fachada de columnatas de estilo neoclásico de la casa, que está situada en un recinto de 3.500 metros cuadrados al que se accede por un vestíbulo de suelo de mármol y doble altura. El día que fui a visitarla parecía un poco desangelada, pues su mobiliario contemporáneo se encontraba apilado en los vastos espacios. El comprador ideal, según su agente inmobiliario, es alguien que quiere "una casa de vacaciones, no un palacio". Actualmente, la suite principal de dos dormitorios es imprescindible a este nivel, lo cual parece indicar que el dinero no siempre es capaz de comprar la felicidad conyugal. Otro rasgo esencial, al parecer, es que los dormitorios de los invitados (cinco en este caso) y el alojamiento del servicio estén tan alejados del lugar donde habita la familia que resulte casi imposible saber dónde están. Aunque no es que a los ricos no les gusten sus amigos. Además, es conveniente que al comprador no le obsesione la proximidad de los vecinos, puesto que a pocos metros de los muros que rodean la propiedad de 1.500 hectáreas hay viviendas valoradas en poco más de un millón de euros. El agente inmobiliario Matthias Kuhn está convencido de que el momento es el adecuado, y que la isla se está convirtiendo en un centro de atracción irresistible para las personas más ricas del mundo. "La tendencia es clara; ya no es posible detenerla", dice. "¿A qué otro lugar se puede llegar desde Europa en sólo dos horas? El Caribe está bien, pero se encuentra demasiado lejos. Y en el sur de Francia, Marbella y Cerdeña se acumulan las pegas. Algunos ya han llegado, pero presiento que hay más por venir". Todo esto se enmarca en la evolución de la isla, que ha sido destino barato en busca del sol (Robert Graves adoptó la vida de los locales en Deia), punto de llegada del turismo masivo (con aviones soltando avalanchas de personas en las playas de Magaluf ) y lugar de recreo de las clases medias y de celebridades como Michael Douglas, Bob Geldof y Claudia Schiffer. Ahora sigue evolucionando para convertirse inexorablemente en lugar de atracción, en palabras de un miembro del personal de Kuhn, de "la élite financiera internacional: multimillonarios, no simples millonarios".Kuhn prepara la llegada de los posibles compradores ofreciendo servicios dirigidos a satisfacer las necesidades de personas que están pensando en gastarse más de 10 millones de euros. Para enseñarles el lugar tendrá que utilizar su propio jet, yate o helicóptero, un gasto que merece la pena teniendo en cuenta que la comisión del agente por cada venta es del 6 por ciento. ¿Pero qué buscan estos compradores? "Todo el mundo quiere un buen precio", dice Miguel Esteve, un arquitecto con residencia profesional en Suiza, que afirma haber visto a multimillonarios llegar a la isla en la línea aérea de bajo coste Air Berlin. Señala que su casa de Mallorca, valorada en cinco millones de euros, vale tanto como su vivienda de Gstaad, pero, con sus 1.000 metros cuadrados, tiene un tamaño tres veces superior.Por lo tanto, Mallorca es barata, pues el metro cuadrado cuesta en torno a los 5.000 euros, frente a las 6.700 euros de Marbella. Y eso por no hablar de la Riviera francesa, donde algunos oligarcas rusos están pagando más de 50 millones de euros por casas situadas en los mejores enclaves. A oídos de Esteve ha llegado que uno de ellos ha ofrecido 150 millones por una casa en Cap Ferrat. Pero no todo se reduce al precio de la propiedad, por supuesto. Algunos de los atractivos de Mallorca son su bajo índice de criminalidad que ofrece por ser una isla, la existencia de puertos deportivos suficientemente amplios para los enormes yates, las buenas infraestructuras, la accesibilidad y la vida que existe en la calle durante todo el año. "La Costa Esmeralda, en Cerdeña, está muerta fuera de la temporada de verano", dice Kuhn. Según Charles Weston-Baker, consejero delegado de la agencia Savills International, lo que más le importa al comprador adinerado es quién es el vecino. "A los extremadamente ricos les gusta estar juntos", explica, "y este es el motivo por el que hay supuestamente 18 multimillonarios con propiedades en la costa occidental de Barbados, y por el que Cuixmala, en la costa del Pacífico de México, fue un destino atractivo mientras estuvo allí James Goldsmith, pero perdió lustre posteriormente. Además, quieren seguridad, y bares y restaurantes de primera". Alivio y preocupaciónEn Mallorca se habrá recibido con alivio la noticia de que Richard Branson ha vendido su finca de 1.600 hectáreas por 22 millones de euros al rico inglés Christian Hoare. Pero es posible que no les guste tanto la noticia de que Schiffer ha traspasado recientemente su finca de 10 millones a un rico comprador ruso. Un reparador local de ordenadores afirma que hay más rusos de los que parece. Patrick Dring, socio de la agencia Knight Frank, dice que los propietarios súper ricos pertenecen a dos categorías: aquellos a los que les gusta salir; y aquellos que viven con sus chefs, niñeras y amigos y nunca abandonan su propiedad. Actualmente, está intentando vender una finca en Monte Argentario, una península situada en la costa toscana que puede ser adecuada para ambas categorías, siempre que se tengan los 19 millones de euros por los que está a la venta. Sus dos casas situadas en una finca de 230 hectáreas garantizan el aislamiento, y el dueño podría juntarse con algunos residentes de verano de su misma clase. Según Dring, el probable comprador de este tipo de propiedad tendrá ya una o dos propiedades de valor similar en otros lugares del mundo y podría añadir unas cuantas casas más baratas a su cartera global de propiedades, "atraído por otras oportunidades más fáciles de gestionar y que podrían generar ingresos".Esta tendencia, afirma, está siendo liderada por cadenas hoteleras como Four Seasons, que ha vendido todas las casas de su promoción en Marrakesh (Marruecos), a razón de 1,8 millones de euros por cada una, o en Banyan Tree, en Phuket (Tailandia). Ofrecen servicios hoteleros y te alquilan la casa cuando no estás en ella. Y luego está "la vieja Mustique caribeña: 90 casas en una isla con todo gestionado y también un buen negocio de alquiler". Estas residencias cuestan hasta 15 millones de euros.Pero volvamos a Mallorca. En la lista de propiedades destacadas de Kuhn está la finca rural de 40 hectáreas de Boris Becker, valorada en 15 millones de euros. Y los agentes inmobiliarios de la isla cuentan con una selección de precios capaces de dejar boquiabierto a cualquier arribista. Una de las casas que no se venderán es la que el propio Kuhn compró para sí cerca de Pollensa. "Lo que ha sucedido en el sur de Francia me ha abierto los ojos", afirma. "Los precios se han incrementado un 650 por ciento en los últimos cinco años. Eso pasará aquí también. El número de casas disponibles es limitado y si mantengo la mía durante cinco año, me darán tres veces más de lo que me darían hoy". Que vengan los multimillonarios.