Busca reducir costes tras la fuerte caída de su medicamento estrella, Aranespnueva york. Por primera vez en sus 27 años de historia, la compañía biotecnológica Amgen se ha visto obligada a reestructurar su organización en un esfuerzo por hacer frente a la inesperada caída de ventas de su medicamento estrella, Aranesp, un fármaco contra la anemia. De momento, las noticias no son nada halagüeñas, ya que cerca del 14 por ciento de sus trabajadores serán despedidos al mismo tiempo que la compañía se aprieta el cinturón para reducir 1.400 millones de euros en gastos. Para colmo, también echará el cierre a varias plantas de producción. Una vez más, las contraindicaciones ponen en el disparadero las ventas de un fármaco. En esta ocasión, se ha probado que el consumo de Aranesp en grandes cantidades puede provocar ataques cardiacos, por lo que sus ventas han caído cerca de un 19 por ciento durante el segundo trimestre del año. El batacazo ha sido determinante, ya que este medicamento para la anemia fue, el pasado año, el producto biotecnológico mejor vendido al obtener unos 3.058 millones de euros.Los organismos reguladores han realizado durante los últimos meses estrictas advertencias sobre los medicamentos para la anemia fabricados por Amgen y Johnson&Johnson. Ante esta alarma, los centros de la firma Medicare&Medicaid Services han comenzado a restringir el uso del medicamento en pacientes con cáncer.Sólo en Estados Unidos, las ventas de Aranesp descendieron un 19 por ciento, hasta los 430 millones de euros, frente a los 528 millones recaudados hace justo un año. Con este panorama tan poco alentador, la compañía se ha visto forzada a eliminar de su actual plantilla laboral nada menos que entre 2.200 y 2.600 empleados. La aplicación de esta estrategia costará inicialmente un total de 600 a 700 millones de dólares, de los cuales 289 millones se destinarán a la depreciación de los activos contabilizados en el balance del segundo trimestre de 2007. Aún así, la firma californiana se ahorrará entre 1.000 y 1.300 millones de dólares a largo plazo. Durante una conferencia telefónica, el presidente y consejero delegado de Amgen, Kevin Sharer, aseguró que "las iniciativas anunciadas responden a una nueva realidad que tiene en cuenta los menores ingresos y una apropiada reducción de costes de la compañía. Estos cambios prepararán a la empresa para el éxito en 2008". Esta reestructuración pone de manifiesto cómo también las biotecnológicas corren el peligro de caer en el error de sus primas hermanas, las grandes farmacéuticas.El caso de Amgen es un claro ejemplo de la necesidad que esta clase de compañías tienen de ampliar sus gamas de productos, así como de fortalecer los procesos de pruebas de los medicamentos. Al igual que Merck o Pfizer, también corren el riesgo de tener que hacer frente a la reacción post lanzamiento del consumidor, que en muchos casos puede provocar un verdadero quebradero de cabeza a los laboratorios farmacéuticos.