A pesar de las críticas, el operador aeroportuario BAA invertirá más de 5.000 millones en HeathrowOtro de sus objetivos es adecuar el servicio para atender al 95% de los viajeros en cinco minutoslondres. Encontrarse con alguien que cuente algo bueno de BAA, el mayor operador privado de aeropuertos del mundo, es tan improbable como que sus maletas lleguen a tiempo en Heathrow. De hecho, durante un reciente almuerzo entre destacados ejecutivos de la City londinense, éste fue el tema central de conversación. Y todos coincidían en sus críticas."Conozco a un hombre de negocios de Dubai que siempre evita pasar por Heathrow", afirmaba el responsable de una de las empresas de ocio más importantes de Gran Bretaña. "Parece como si ni siquiera hubieran llevado a cabo el análisis básico para solventar los cuellos de botella", añadía el consejero delegado de una compañía de venta al por menor.Estos comentarios son un reflejo del aluvión de críticas que ha recibido en los últimos meses BAA. Hasta el alcalde de Londres, Ken Livingstone ha arremetido contra el operador aeroportuario. Unas críticas que volvieron a surgir con fuerza la semana pasada, cuando la Comisión de la Competencia publicó un documento con los "problemas" existentes y marcó el arranque de una investigación sobre la propiedad de los aeropuertos. Aunque la posible desintegración del monopolio llegó hasta los titulares de prensa, las pesquisas de Competencia también trataron aspectos básicos de la regulación de los aeropuertos, como la fórmula basada en la inflación a cinco años para fijar las tarifas aeroportuarias. ¿Pero a quién le toca lidiar con la indignación popular cuando se colapsa Heathrow? A Stephen Nelson, consejero delegado de BAA: "No creo que la propiedad separada implique necesariamente una mayor capacidad para progresar más deprisa", afirma.Bautismo de fuego Nelson, británico de 44 años de porte seguro y semblante serio, ha recibido un auténtico bautismo de fuego. Se incorporó a la compañía como director de ventas y, cuando apenas llevaba seis meses en la empresa, se vio catapultado a la cima, justo cuando un consorcio liderado por Ferrovial adquirió BAA por 10.300 millones de libras esterlinas (15.227, 67 millones de euros). Tan sólo llevaba tres semanas en el cargo cuando se descubrió en Heathrow un supuesto plan terrorista, lo que desató el caos y obligó a tomar urgentes medidas de seguridad. Desde entonces, las cosas no han parado de complicarse. Pero Nelson no elude responsabilidades ante los problemas: "Las colas son inaceptables, y todavía más que el personal haya tratado de forma grosera a la gente. Lo que tampoco se puede tolerar es que los controles de seguridad no cuenten con personal. Por eso vamos a contratar más plantilla y, así, podremos cumplir con el objetivo de atender al 95 por ciento de la gente en un plazo de cinco minutos", explica. Hay que recordar que las extremas medidas de seguridad exigidas desde el Gobierno y adoptadas en 2006 provocaron una crisis en el aeropuerto de Heathrow. Fue entonces cuando BAA inició su particular annus horribilis con un total de 6.000 agentes de seguridad a su cargo. Ahora cuenta con 1.400 efectivos más, pero Nelson afirma que "todavía necesitaríamos varios cientos más, la mayoría de ellos para controlar Heathrow". Una vez superados los engorrosos sistemas de control, tampoco uno está a salvo cuando por fin ocupa su asiento en el avión. Ni siquiera entonces terminan los problemas. Nelson explica que "es un sistema muy frágil. En algunos sitios tenemos que hacer frente a las limitaciones físicas de los edificios e incluso las pistas de aterrizaje de Heathrow están llenas". El aeropuerto tiene una capacidad teórica máxima de 485.000 vuelos al año, mientras que el año pasado gestionó 473.000. Cualquier pequeña interrupción en el sistema, como una simple niebla, provoca una rápida acumulación de los problemas.La versión del operadorLo que irrita a Nelson es la repetida cantinela de que BAA está más interesado en el comercio al por menor que en mejorar el servicio a los pasajeros. "La noción de que somos un avaro minorista es errónea, y demuestra que la gente no comprende cómo funcionamos. Nuestro rendimiento viene fijado por el órgano regulador. De tal forma que el dinero que hacemos con el negocio minorista en realidad sirve para abaratar los costes aeroportuarios, no nos lo quedamos", se justifica el británico. La Autoridad de Aviación Civil (CAA) fija los precios de BAA cada cinco años. Para proteger a las aerolíneas de este monopolio pone un tope a los precios, sirviéndose de una fórmula basada en el tipo de inflación. Aunque esta medida evita que se desplume a las aerolíneas, también tiene connotaciones negativas. Nelson señala que Heathrow, el aeropuerto internacional de mayor tráfico del mundo, es uno de los más baratos. Ocupa el puesto 19 del ranking mundial elaborado por Transport & Travel Research, es un tercio más barato que el aeropuerto JFK de Nueva York y un quinto más económico que el de Schiphol, en Ámsterdam."El mecanismo que limita los precios garantiza que las tasas de Heathrow no puedan subir lo que lo harían en condiciones de mercado normales" alega. Esto lleva a plantear una pregunta de mayor calado: piden a gritos inversiones adicionales, pero si los precios que cobran están limitados, ¿quién va a costear esta inversión? BAA ha invertido miles de millones en la nueva Terminal 5, que a partir del mes de marzo asumirá el 40 por ciento del tráfico del aeropuerto londinense de Heathrow. Durante la próximos cinco años, la filial británica de Ferrovial, tiene previsto invertir más de 5.000 millones de euros en demoler las viejas terminales y dar paso a nuevas instalaciones, bajo el nombre de Heathrow East. En marzo, la CAA establecerá los precios para posibilitar que BAA financie sus planes de expansión.