El grupo suizo presentó sus resultados, a la espera de que se cierre la venta de las galletas Luginebra. Aunque ayer era día festivo para los españoles, no lo era para el equipo del grupo suizo Nestlé, que aprovechó el ecuador de agosto para hacer balance y presentar los resultados del primer semestre del año. Y parece que, pese a que todavía queda mucho por delante para zanjar este 2007, las cosas van mejor que bien para la compañía. En total, su beneficio neto entre enero y junio de este año fue de unos 3.000 millones de euros -4.916 millones de francos suizos-, lo que supuso un crecimiento del 18,4 por ciento en comparación con el mismo periodo del año anterior.Aunque lo cierto es que hay que marcar diferencias y dejar claro que no en todos sus mercados les ha ido igual de bien. Sus flancos fuertes han sido América y Europa, pero en Asia, Oceanía y África los resultados han sido mucho más modestos. Las ventas a americanos y europeos sumaron en total 17.585,05 millones de euros, repartidos entre 9.319,15 millones para los primeros y 8.265,87 para los segundos. Pero las cifras cambian si nos vamos al otro lado del globo: Oceanía, Asia y África reportaron a Nestlé 4.876,26 millones de euros, aunque también es cierto que el ritmo de crecimiento respecto al año anterior no fue nada desdeñable, al alcanzar un 6,9 por ciento.Unos resultados que, si todo marcha según lo previsto, serán todavía más jugosos al cierre del año, cuando se haya consumado la venta de la filial de galletas Lu, perteneciente a Danone, al grupo Kraft, que pagará a los suizos unos 5.300 millones de euros. Aún así, prefieren ser prudentes y no cantar victoria antes de tiempo, a la espera de que suba el precio de los productos básicos.