madrid. Los países del Golfo tienen un claro objetivo de estar representados en Europa y visto su poder adquisitivo habrá que acostumbrarse a su presencia. Ayer mismo, las acciones de la Bolsa de Estocolmo (OMX AB) subían un 6 por ciento después de conocerse que la Bolsa de Dubai (Borse Dubai) quiere hacerse con un 25 por ciento de la sueca.De esta forma, el parqué qatarí entra en guerra directa con el Nasdaq, que el pasado mayo presentó una oferta de 94,3 coronas suecas (10 de euros) más 0,5 acciones nuevas del mercado estadounidense. Una operación que será difícil de superar frente a las 233 coronas (24 de euros) que ofrece la bolsa de los Emiratos Árabes por cada acción de OMX AB.Pero la mayor expresión de poder de los países del Golfo fue la reciente oferta de compra lanzada por la compañía qatarí Delta Two al grupo de supermercados de Reino Unido Sainsbury's. Una oferta que valoraba una de las mayores cadenas de tiendas de alimentación británica en 15.700 millones de euros, 80 céntimos de euro por acción. La familia Sainsbury no hizo comentarios al respecto, pero la prensa local apuntaba a que se mostraban reacios a una venta, quizá por su larga historia. Sin embargo,el grupo qatarí tiene grandes posibilidades de cara al futuro, ya que a diferencia de otros compradores es el accionista más potente con el 25 por ciento de Sainsbury's.Pero no todo va a ser tan fácil para los multimillonarios qatarís. Sus hambre choca con el proteccionismo europeo. Así, el mayor sindicato de trabajadores de Reino Unido T&G ha pedido al Gobierno que bloquee la opa, no porque la adquisición suponga un recorte de la plantilla, sino porque considera que no tiene sentido que una seña de identidad británica como la cadena Sainsbury's pase a ser propiedad de un Estado del Golfo. Pero parece que Downing Street no tiene intención de intervenir dadas sus buenas relaciones con Qatar, estratégico aliado en Medio Oriente.Esta dosis de nacionalismo por parte de los británicos no es la primera que se da en los últimos años. La agresividad y el poder de compra de los Países del Golfo consigue que más de uno los mire con recelo, duda y miedo, como se vio en febrero de 2006 con la compañía Dubai Ports. Hace más de un año esta multimillonaria firma lanzó una oferta de compra sobre la compañía británica de transbordadores P&O, cuya filial norteamericana gestionaba los puestos de Nueva York, Nueva Jersey, Filadelfia, Baltimore, Miami y Nueva Orleáns. P&O se mostró más que receptiva. Sin embargo, al enterarse la Administración estadounidenses de que una compañía de los Emiratos Árabes controlaría seis de sus principales puertos saltó la chispa. Varios senadores, legisladores y miembros del partido republicano amenazaron con que se opondrían a la venta de P&O por motivos de seguridad nacional, a pesar de que el Gobierno de Bush aseguraba que no corrían riesgo. Dubai Ports tuvo que renunciar a gestionar sus puertos, pero logró hacerse con la filial británica por 5.744 millones de euros.Sin miedoPero en el Viejo Continente los petrodólares se han visto en ocasiones como auténticas balsas de salvación. Y es que la compañía aérea Qatar Airways ha acudido al rescate de Airbus en más de una ocasión, siendo por ello uno de sus principales clientes. El 30 de mayo de este año se formalizaba el acuerdo de los qatarís por 80 aviones Airbus A350, por valor de 12.4366 millones de euros. El suceso se repitió el pasado día 26 de julio. Tras haber anunciado EADS que los beneficios de Airbus caían un 92 por ciento en el primer semestre debido a los costes de reestructuración, Qatar Airways volvía a ayudar a Airbus a remontar el vuelo. En este caso adquiría dos de sus reactores de negocios ACJ.España también se ha visto salpicada por las ansias de expansión de estos poderosos países. En abril, dos grupos asiáticos se disputaron la nueva terminal de mercancías del puerto de Barcelona. Al final, la todopoderosa Dubai Ports, que soñaba con amarrar en el puerto de entrada a Europa de los asiáticos, se tuvo que retirar aunque su oferta económica era la más agresiva. Y es que Europa supone para los Países del Golfo un suculento bocado que no se quieren perder. Habrá que estar atentos a sus movimientos y actuar con cautela.