Don't ever fucking do that to me again! Eso fue lo que le espetó Lewis Hamilton por radio al patrón de McLaren, Ron Dennis, después de los polémicos entrenamientos del pasado sábado, que a la postre decidió la carrera del Gran Premio de Hungría y quién sabe si también el campeonato. Lo dicho por este imberbe de 22 años, que ambiciona ser Tiger Woods, es algo así como "no me vuelvas a hacer eso en tu jodida vida". Tiene tela: así es como un recién llegado, talentoso piloto que aún no ha ganado nada, agradece que hayan apostado por él.El instigador de que la FIA tomara cartas en el asunto fue el padre de la criatura, Anthony. La sanción a Alonso, cinco puestos en la parrilla que le condenó a un papel secundario en carrera, fue altamente sospechosa. Que papá Hamilton sea un forofo y un chivato, no debería hacer temblar las piernas de los jueces en un deporte que mueve cantidades millonarias. El español fue sancionado por una infracción que no existe en el reglamento en las sesiones cronometradas. El piloto no debió ser sancionado nunca, quizás sí la escudería británica.Resulta que la orden de ralentizar su salida de boxes provino de los ingenieros, no del español. Alonso siguió a rajatabla las órdenes… y éstas daban en Hungría preferencia al piloto asturiano para dar la última vuelta de la sesión para, con menos gasolina, poder hacer la 'pole'. Hamilton, que en cada GP se turna en ese privilegio con su compañero de equipo, no respetó el pacto y se saltó a la torera las directrices del equipo. No es extraño: tiene a favor a la prensa anglosajona y a todo el 'lobby' británico de la F1.En Asia ésta se sigue por ESPN. La parcialidad de los comentaristas en favor del inglés, este fin de semana y otros, es de vergüenza ajena. En Hungría, cerraron filas en torno a Hamilton y no matizaron nada. Ni una palabra de la no celebración de McLaren pese a la victoria. Y pintan a Alonso como un piloto gruñón, igual que parte de la prensa española que no asimila que el asturiano no sea un blandito a favor de obra. Ahora, su reacción impecable debería hacer reflexionar a Ron Dennis. Como vigente campeón, además, se merece un respeto. Si no, que fiche por BMW.