BARcelona. Caprabo es la última empresa de distribución que se ha subido al carro de crecer mediante franquicias. La fórmula llega en un momento "de crecimiento plano de las ventas", según reconoció ayer el director general de la cadena, Javier Amezaga, que pretende que en un plazo de cinco años un total de 100 supermercados estén en manos de socios franquiciados. Con esta estrategia, la compañía mata dos pájaros de un tiro. Aumenta su red sin realizar inversiones, pero también reduce costes con el previsible cambio de titularidad de algunos centros. "No descartamos hacer reconversiones de centros que actualmente gestionamos nosotros en franquicias", destacó Amezaga, que se incorpora el próximo 30 de septiembre a la dirección general de Eroski. Ayer, previo al traspaso de poderes oficial, el sustituto, Alberto Ojinaga, avanzó que el proyecto de tener franquicias no es incompatible con el proyecto para hacer de Caprabo una cooperativa, a imagen de su principal socio, Eroski. El proyecto está todavía por definir y se prolongará durante tres o cinco años. La compañía espera crecer "dos puntos" por encima del mercado.