Basilea fija que el capital básico de las entidades cubra el 7% de sus riesgosmadrid. El Comité de Supervisores Bancarios de Basilea acordó ayer elevar los requisitos de capital del sector financiero. Los veintisiete reguladores más importantes del mundo dejaron atrás sus diferencias y llegaron a un pacto para endurecer los niveles de solvencia de la banca y establecer un calendario de adaptación para que la receta no sea tan dolorosa. Las entidades tendrán que hacer un esfuerzo extraordinario a partir de ahora, porque el capital de primera categoría Tier 1 se eleva del 4 por ciento al 8,5 por ciento, aunque este umbral no será de obligado cumplimiento hasta 2018. Han sido exigentes, pero han querido dejar un tiempo de adaptación de cinco ejercicios por el elevado coste de la medida. Al final Estados Unidos ha ganado la partida a Alemania, que proponía un plazo transitorio hasta 2023. La banca, siempre y cuando sea aprobado en la próxima reunión del G-20, que se celebra en Seúl, tendrá que ser especialmente rigurosos en la solvencia básica (acciones y reservas), ya que el ratio se incrementará del 2 al 7 por ciento, más de tres veces por encima de los requisitos actuales. El sector, para ello, deberá crear un colchón especial de capital, que cubra el 2,5 por ciento de los riesgos. El Comité de Basilea, que preside el gobernador del Bancos Central Europeo (BCE), Jean Claude- Trichet, se ha guardado un as en la manga para que se cumpla la configuración de esta hucha. En caso contrario, las entidades verán limitados su capacidad para establecer su política retributiva (bonus) y libertad para el reparto de los beneficios a través de dividendos o inversión a obra social en el caso de las cajas de ahorros españolas. Colchón anticíclico Aún hay más, cuando las condiciones económicas sean favorables, la banca también deberá aportar fondos de primera categoría a un cajón especial, que ellos denominan anticíclico, que podrá ser de hasta un máximo del 2,5 por ciento de los riesgos.Esta reserva podría ser utilizado en casos de necesidad cuando se precise. En principio, serán los supervisores nacionales quienes determinen esta partida en función de la situación macroeconómica de cada país. Este colchón está inspirado en las famosas provisiones de la banca española, que tan buenos resultados han dado en la actual crisis y que han sido el puntal de resistencia de nuestro sistema financiero frente a otros europeos. No obstante, las entidades que sean consideradas sistémicas, es decir, que su caída pueda suponer un riesgo excesivo para la economía y contagie a todo el sistema financiero, contarán con niveles de solvencia superiores. El Comité debatió este asunto, pero no tomó una decisión final para una proposición al G- 20. En la nota explicativa de los acuerdos ese recoge que esta carga adicional se establecerá más adelante. A priori, Santander y BBVA están en esta lista. El primero ya ha realizado y presentado a las autoridades su testamento vital, una guía de desmantelamiento para en una hipotética quiebra. Las reglas de Basilea III, como se ha denominado a esta normativa, fija como fecha tope para la devolución de las ayudas públicas -que computan como capital básico y de primera categoría en función de cada instrumento- 2018. Entonces, todas las entidades tendrán que haber vuelto a la normalidad. España había dado un plazo de cinco años a las cajas para que devolvieran los fondos públicos, ampliables a dos. En 2017 acaba este periodo.