Vuelta al cole tras un agosto que ha sido la sublimación de eso en lo que nos tiene inmersos el mercado desde hace meses: desconcierto, volatilidad y continuas idas y venidas. Por Carlos Doblado (Bolságora)Me despedía de usted en julio considerando la posibilidad de un desenlace interesante para los alcistas en caso de superación de los 2.800 puntos del EuroStoxx 50. Se intentó, reiteradamente, pero no tuvimos un solo cierre semanal por encima de esa cota ni al S&P 500 confirmando por encima de sus 1.130, que siguen siendo tan importantes como entonces a efectos de definir una zona clave que pueda indicarnos que el movimiento lateral de los últimos meses pasa a tener una inercia más alcista que bajista. Los movimientos laterales son el peor de los terrenos para un enfoque en tendencia como el que procuro exponerle desde aquí, y es la base con la que Bolságora asesora patrimonios. Sobra decir que el año nos está haciendo trabajar duramente, obligándonos a abrir y cerrar el acordeón -la exposición- en cada zona que es susceptible de marcar un techo o un suelo relevante para trading, y que los resultados no compensan el esfuerzo. Hay que saber, sin embargo, que es necesario transitar por terrenos áridos como el actual si uno quiere gozar de las mieles que ofrecen años como 2009. Si lo disfrutamos a tope fue porque creímos en la tendencia, porque no la abandonamos y porque el mercado se reordenó eficazmente tras cada intento de los bajistas, que no recibieron más que hachazos. Este año, las mismas técnicas generan insatisfacción porque así debe ser en entornos de una lateralidad cuyo principio y fin no se pueden conocer a priori. La tendencia tiene sus ventajas y sus desventajas, pero no se puede aspirar a vivir años buenos sin picar como un loco en los malos mientras sólo sale piedra. Nunca va a saber que hay metal precioso a la vuelta de la esquina, y ésta solo se encuentra trabajando como si pudiese aparecer en cualquier momento en que el riesgo sea asumible. Y al final, lo hace. Así es el análisis técnico, no en esto muy diferente al fundamental, que puede ver cómo el mercado ignora un estupendo balance durante años, o del análisis macro, que deberá pasar por una fase de desconcierto antes de tener datos que confirmen ciertas cosas, esperando, sin que ello sea garantía que al final éstas se asienten. Las diferencias están en los riesgos. Asentando las condiciones Agosto abrió un frente negativo desde el lado macro que hemos superado en los primeros días de setiembre con una velocidad pasmosa. El ISM norteamericano de este miércoles llovía sobre terreno fértil, tras resistir el mercado en zona de soportes y abrirse el camino desde China, que con un dato en su indicador equivalente ponía sobre la mesa un posible aterrizaje suave de la economía, que en el caso de estos chicos supone pasar del 12 al 8 por cien en su tasa de crecimiento. El mar de liquidez en que vivimos -se están ya produciendo llamativas operaciones corporativas con primas estratosféricas-, la impresionante capacidad de las empresas norteamericanas para generar caja y ciertos acontecimientos que sugieren que el desapalancamiento norteamericano ha sido muy superior al que se sospechaba -e incluso que ya habría empezado a aumentar ligeramente- dejan un caldo de cultivo favorable que ayer completaba un dato de desempleo mejor de lo previsto. Así, aunque es prematuro hablar de algo sostenible porque los datos no tienen la profundidad necesaria, es también indiscutible que tenemos un giro de expectativas desde un entorno muy negativo. Técnicamente, me sigue llamando poderosamente la atención esa directriz alcista que presenta el EuroStoxx 50. Y más que nunca ahora también la tiene el Standard & Poor´s 500. Las velas semanales dejadas sobre éstas nos llevaron a aumentar exposición el pasado viernes como sabrá si es lector de Ecotrader. Esta semana no hubo que esperar tanto para seguir haciéndolo, ni nos parece necesario continuar con ello considerando lo cerca que está ya la zona clave de medio plazo de los 1.130 puntos del S&P 500; nivel realmente importante por técnico, porque por encima se habría convertido aquel patrón de cabeza y hombros (hch) bajista que falló sobre soporte decreciente en junio, en uno de tipo invertido (hchi) potencialmente alcista asentado sobre una perfecta directriz alcista, tal y como puede ver en los gráficos del S&P 500 y el Eurostoxx 50. De confirmarse, estaríamos ante el sueño de un chartista, salga la cosa al final bien o no; que ya sabe por experiencia que lo único que está garantizado en esto es que aquí acierta y falla hasta el tato.