Dicen que es una mujer ponderada, equilibrada, generosa, amiga de sus amigos y muy tenaz en todas las cosas de la vida. Conocerla es amarla. Con una serenidad sobrecogedora, María Teresa Fernández, habla de su último libro y de Sabino Fernández Campo. Usted ya ha escrito ocho libros, pero el último de ellos, 'El enigma de Ana' es su primer trabajo de ficción... Sí, la verdad es que me lo he pasado fantástico. He disfrutado muchísimo escribiendo esta historia. Hubo un momento en el que me asaltaron los miedos, en el sentido de que llegué a pensar que a quién le iba a interesar la historia que estaba contando. Fue un poco como un salto al vacío. Lo más complicado ha sido crear la personalidad de los personajes e intentar que sean coherentes. Después, he estado con psiquiatras, para saber si me había posicionado correctamente ante el comportamiento extraño de algunos personajes, y me han dicho que me darían un sobresaliente. La protagonista de la historia está marcada profundamente por la desaparición de un ser querido. En su caso, ¿habrá un antes y un después de la desaparición de Sabino Fernández Campo, en cuanto a su manera de vivir? Es indudable que cuando desaparece alguien fundamental en tu vida se va una parte importante de ti. En mi caso, yo no creo que cambie mi rumbo en absoluto, pero está claro que es una experiencia muy dura que te hace pensar en muchas cosas. Ya le he dicho en otras ocasiones, que yo ante un dolor así me aferro a la fe que tengo y a la vida interior. Yo nunca me he sentido sola desde que él no está, porque lo siento muy cerca de mí. A usted el éxito le ha llegado en la madurez, ¿cree que se vive de manera distinta a cuando uno es muy joven? No lo sé. Creo que tengo éxito entre comillas. Yo hace diez años que he empezado a escribir. Nunca pensé en hacerlo y fue, realmente, después de escribir el primer libro cuando me di cuenta de que disfrutaba muchísimo con esto. Por otro lado, siempre he sido una persona muy madura, y creo que sigo conservando los rasgos psicológicos de cuando tenía 20 años. ¿Volverá a la televisión con nuevos proyectos? Ya no tengo edad (risas). La televisión es un medio que me encanta. Además, echo en falta los rodajes y, sobre todo, a los compañeros. Lo que sí le digo es que estoy muy activa y abierta a nuevas colaboraciones cuando pueda hacerlas. ¿Le da miedo que a estas alturas del partido la juzguen de manera más severa? A mí que me juzguen o no me da un poco igual. Éste es mi octavo libro, y yo no puedo estar pendiente de lo que la crítica dice en cada momento. Yo escribo porque a mí me hace feliz escribir. Tengo muy claro que nunca escribiría nada con lo que no estuviera de acuerdo. Nunca haría concesiones por llegar a ser número uno en ventas y, por otro lado, si hay gente que está contenta con la trayectoria que llevo hasta ahora, ¿por qué razón voy a cambiar? Si mañana quiero hacer las cosas de otra forma, lo haré. ¿Es realmente consciente de que ha compartido su vida con una de las personas más importantes del proceso democrático de este país (Sabino Fernández Campo)? Sabino era una persona tremendamente generosa. Le gustaba tratar muy bien a todo el mundo, a sus amigos e incluso a los que no lo eran. Sabino me enseñó a pensar las cosas, porque yo soy bastante impulsiva, y él me decía siempre que había que reflexionar sobre las decisiones que tomamos en cualquier aspecto de la vida. Sabino era una persona estupenda y era muy fácil convivir con él. Formábamos una pareja muy equilibrada por nuestras respectivas personalidades. Yo, sobre todo, soy consciente de que he compartido mi vida con una persona maravillosa. Eso es lo más importante. Su actividad profesional y política fue estupenda, pero para mí era lo menos importante. Era una persona muy sencilla, a pesar del puesto que había ocupado y de la trascendencia que tuvo para este país. Eso es maravilloso. Después de los años que ha pasado cerca de la Familia Real, ¿qué nos podría decir de ellos? Mire, yo entiendo que me haga este tipo de preguntas, pero yo por ser, precisamente, la viuda de Sabino, no quiero hablar de ellos. Puedo decirle que los quiero, porque se han portado de forma maravillosa con Sabino y conmigo, pero no creo que deba hablar de ellos, porque ese papel no es mi papel. A partir de ahora, ¿irá más a menudo a Asturias? Sí. Mire, yo hasta hace muy poco estaba valorando si marcharme a Asturias, quedarme aquí o irme a otro sitio, pero me voy a quedar en Madrid, porque a esta ciudad me une el recuerdo de Sabino, y yo quiero mantenerlo todo igual. No quiero cambiar nada. Quise cambiar cosas cuando él estaba, y ahora que no está no las cambio. Yo funciono así.