Después de cinco meses de conflicto, sellan la paz y se dan cuatro meses para firmar el convenio La actividad anual queda fijada en 1.670 horas y convierten en voluntarias las 80 horas extras madrid. La dirección de Aena y los representantes de la Unión Sindical de Controladores Aéreos (Usca) alcanzaron ayer tarde un principio de acuerdo para desarrollar el II Convenio Colectivo, que sobre el papel deberá quedar cerrado antes de que concluya el año. El pacto pone fin a cinco meses de conflicto y aleja definitivamente el fantasma de una nueva convocatoria de huelga a partir del mes de septiembre. Los puntos del preacuerdo deberán ser ahora ratificados por la asamblea general de controladores en una reunión que se celebrará en un plazo máximo de siete días. Después de tres sesiones maratonianas, las partes en conflicto han sido capaces de renegociar la tabla de doce puntos, incluidos los dos más enconados: los límites de actividad anual y los periodos de descanso, así como la retribución media anual. El preacuerdo sellado ayer mantiene la duración máxima de la actividad en los centros de control, establecida por la nueva Ley de Control de Navegación Aérea en 1.670 horas anuales. Sin embargo, establece cuatro posibles categorías de 1.200, 1.300, 1.400 y 1.500 horas al año, en función de la carga de trabajo de cada centro y de los requerimientos reales de la actividad. Retribución anual Respecto a la retribución anual, Aena abonará hasta 2013 un sueldo medio de 200.000 euros a los trabajadores que alcancen las 1.670 horas de actividad máxima que establece la ley. Aquellos otros comprendidos entre las cuatro franjas verán recortado su salario de forma proporcional. La masa salarial prevista para el ejercicio 2010 asciende a 480 millones de euros. Atendiendo al carácter de flexibilidad que ha marcado la última fase negociadora, las 80 horas establecidas como obligatorias pasarán ahora a tener carácter voluntario, reservándose Aena la potestad de establecer turnos obligatorios para cubrir los turnos. De igual forma y tal como proponían los controladores, Aena se encargará de buscar un mecanismo para eliminar la actual exigencia de disponibilidad absoluta e incondicional del trabajador los 365 al año para prestar servicios, en orden a garantizar la continuidad del servicio como derecho único y absoluto (los denominados servicios express). Asimismo, se acuerda que los trabajadores mayores de 57 mantengan sus puestos de trabajo realizando tareas no operativas. De igual forma, se llevará a cabo una auditoría para calibrar las necesidades de cada centro de trabajo. El preacuerdo hace hincapié en la jornada laboral y en su convergencia con Europa, así como en la conciliación laboral-familiar, y por ello prevé que los controladores tengan cuatro días de trabajo y dos de descanso. Para Usca, el acuerdo de mínimos "rompe con la aplicación excepcional que ha hecho Aena de la Ley 9/2010. Este acuerdo dignifica sus relaciones laborales después de ciento ochenta y nueve días de excepción, tras quedar en suspenso buena parte del Convenido Colectivo que regula la profesión desde 1.999". Su presidente, Camilo Cela, afirmó que "este acuerdo nos acerca a la legislación europea sobre la materia, teniendo en la inglesa una referencia muy clara. Ahora, de lo que se trata es mantener el tono dialogante de estas tres últimas jornadas, con el fin de entrar lo antes posible en la redacción del II Convenio Colectivo que regule las relaciones con la empresa en toda su extensión", apuntó. El ministro de Fomento, José Blanco, valoró positivamente el acuerdo: "Se trata de una muy buena noticia para todos, especialmente para Aena, los controladores y el sector turístico". El presidente de la Asociación Empresarial de Agencias de Viajes Españolas (Aedave), José Manuel Maciñeiras, lamentó que el acuerdo no se haya alcanzado hace dos meses, porque "nos hubiésemos evitado muchos problemas en una situación económica delicada, que ha causado muchos perjuicios innecesarios", aseguró. El principio de acuerdo se ha logrado tras las fuertes presiones ejercidas por aerolíneas, agencias de viajes, hoteles y el propio Gobierno, muy preocupados por el cariz que habían tomado la anulación de reservas y la caída de las ventas en el mes de mayor actividad turística. Fruto de estas presiones, el sindicato renunció a materializar la huelga en la segunda quincena de agosto y aceptó sentarse a negociar con la dirección de Aena.