La suma de fuerzas perjudican al grupo español en la junta que hoy celebra Portugal TelecomEl ministro de Economía luso apela para que los intereses nacionales prevalezcan sobre el restomadrid. Telefónica lo tiene todo en contra para conseguir que hoy prospere su oferta por Vivo en la Junta de Accionistas de Portugal Telecom (PT). Pese a que no hay nada imposible en cuestiones de negocios, la actual suma de fuerzas resulta ligeramente adversa para los intereses de la compañía que preside César Alierta. A grandes rasgos, ante la junta de accionistas que comienza a las 11.00 horas en Lisboa, Telefónica no sólo compite en campo ajeno, sino que lo hace envuelto en un ambiente político hostil y con el estamento arbitral como enemigo. Por si fuera poco, la compañía española se encuentra en inferioridad numérica para que su propuesta prospere. El primer factor que alimenta el aparente pesimismo de Telefónica horas antes de la junta es un asunto aritmético: no le salen las cuentas al grupo español. Entre los votos del núcleo duro de la operadora lusa y el 10 por ciento bloqueado a Telefónica la cosa parece complicada para la española. En concreto, hoy se somete a consulta una oferta de 6.500 millones, entre otras condiciones, a cambio del 50 por ciento de PT en Brasilcel, sociedad instrumental propietaria de Vivo. En el supuesto de que la participación en la junta alcance el 75 por ciento (superior a la cita en la que se rechazó la opa de Sonae hace cuatro años), el resultado final dependerá de la actuación de ciertos fondos internacionales, presuntamente próximos a los deseos de PT, pero que todavía no han desvelado sus intenciones. También falta por conocer la actuación de los pequeños accionistas lusos, ajenos a la disciplina nacionalista y que podrían mirar por su bolsillo. En el anterior supuesto (de una participación en la junta del 75 por ciento), la mayoría simple exigiría el 37 por ciento de los votos. De dicho porcentaje, PT tiene públicamente asegurado el 28 por ciento, por lo que todavía debe conquistar un 9 por ciento para lograr su objetivo. En cualquier caso, cuanto mayor sea la participación en la junta, mayores serán las esperanzas de Telefónica. También conviene recordar que la decisión de la junta de hoy no significa el punto final a las aspiraciones de Telefónica con Vivo. De hecho, Alierta podría reservarse la posibilidad de mejorar otra vez su oferta en el caso de sufrir una derrota por la mínima. Así lo consideran los analistas de Deutsche Bank, para los que "una pequeña mayoría podría llevar a Telefónica a subir la oferta". Por el contrario, un derrota abultada abocaría a Telefónica "a creer que un acuerdo no es posible y que los tribunales son la única vía para salir de la joint venture". En espera de que el árbitro de la junta, Antònio Menezes, se pronuncie en uno u otro sentido, por ahora prevalece la decisión del regulador de los mercados portugueses. La CMVM ha impedido a los accionistas extranjeros hacer valer el 8 por ciento recientemente adquirido a través de los contratos de derivados de equity swap de Telefónica. El problema de los responsables de la Junta para aplicar esta decisión consiste en identificar exactamente la procedencia de este porcentaje de capital que la teleco española vendido en el mercado. Al cierre de esta edición, el campo de batalla estaba despejado: a un lado se encontraban los accionistas portugueses y, en el otro, aguardaban los del resto del mundo. El gran lastre de Telefónica es que echará en falta el peso de su capital en la votación para aspirar al éxito. Es decir, a la española le falta una decena de puntos para alcanzar la mayoría simple de forma clara e inclinar la balanza a su favor con el 51 por ciento de los votos. Visto lo visto, sólo queda esperar un último movimiento por parte de Telefónica en las próximas horas. Parece improbable que eleve el precio, ya que desde las plantas nobles del Distrito C consideran que no es un problema de precio, sino un asunto político. En esos casos, las reglas de la economía de mercado quedan en un segundo término. Materia de Estado La defensa de Vivo se ha convertido en materia de Estado para el ejecutivo que lidera José Sócrates. Ante semejantes circunstancias, al menos el 28 por ciento de los accionistas locales practican la obediencia a la doctrina nacionalista, quizá desoyendo a sus propios intereses privados. Por si quedaba alguna duda, el ministro de Economía de Portugal, José Vieira da Silva, mostró ayer su deseo de que los intereses nacionales prevalezcan sobre el resto en la junta de hoy. En la actualidad, la actuación de PT en el PIB portugués representa entre el 3,6 y el 3,7 por ciento. El pasado viernes, Sócrates también saltó a la arena empresarial al posicionarse claramente en contra de la oferta de Telefónica, recomendando al banco estatal Caixa Geral de Depósitos a que rechace la oferta del grupo español. Zeinal Bava, primer ejecutivo de PT, se veía ayer triunfador del pulso con Telefónica. De hecho, aseguró que su compañía respetará la decisión de los accionistas y desafió a que Telefónica tuviera idéntico comportamiento. "Vamos a dejar que los accionistas decidan. Cualquiera que sea la decisión, la respetaremos y Telefónica debería hacer lo mismo", dijo Bava en una conferencia sobre el sector de las telecomunicaciones organizada por el rotativo Diario Económico. Los analistas de Bernstein explican que "da la sensación de que PT y Telefónica están jugando a la gallinita ciega. El problema con la gallina es que puede virar bruscamente en la dirección correcta en el último minuto y evitar el desastre, o todo lo contrario. Portugal Telecom ha contado una gran historia; pero si sus cálculos en relación al precio de la salida de Telefónica son erróneos, lo pagarán caro. Con primas como ésta [del 180 por ciento] ¿para qué arriesgarse?".