"La mayoría de estos vuelos no son rentables", dice el presidente de la compañíaMADRID. Fernando Conte, presidente de Iberia, hablaba ayer más de lo que suele ser normal en él, como si quisiera homenajear a Ángel Mullor, consejero delegado de la compañía conocido porque en sus intervenciones nunca ha tenido pelos en la lengua. Conte aprovechó la última junta general de accionistas a la que asistía Mullor para decir alto y claro que "la mayor parte de rutas punto a punto que parten desde Barcelona no son rentables". O lo que es lo mismo: excepto el puente aéreo Madrid-Barcelona, a Iberia no les interesan el resto de vuelos de El Prat.Con esta decisión, Iberia deja la puerta abierta para que la línea de vuelos de bajo coste en la que participa junto con ACS, Iberostar, Nefinsa y Agrolimen explote estas rutas. Conte asegura que decidieron participar en Cat Air, nombre con el que está registrada la aerolínea, porque creará valor para el accionista y evitará que otras compañías de bajo coste capten clientes. "¿O es que creen que Iberia va a dominar el mercado al cien por cien", se pregunta.El primer ejecutivo de Iberia fue preguntado por quiénes apoyaron en el consejo de administración el lanzamiento de la low cost. El presidente comenzó a contestar como todo el mundo esperaba: "las votaciones del consejo son secretas..." pero cambió el discurso. "En esta ocasión voy a desvelar el resultado de la votación para zanjar los comentarios que se han oído: la decisión fue unánime y British Airways fue el principal impulsor y colaborador de Iberia en este proyecto". ¿Contestaba él o volvía a homenajear a Mullor con sus explosivas declaraciones?El adiós de Iberia a buena parte de sus rutas desde El Prat ha alertado a las instituciones catalanas. El conseller de Política Territorial y Obras Públicas, Joaquim Nadal, consideró ayer "inadmisible" esta decisión que supondría la "subordinación" del aeropuerto de Barcelona a "un determinado tipo de vuelos". Para el alcalde de la Ciudad Condal, Joan Clos la situación es preocupante.Sin trato de favor en la T-4 Si Ángel Mullor nunca se ha cohibido en público, ayer no fue la excepción. Aprovechó su último acto oficial para mandar un recado a las aerolíneas que han criticado el trato de favor recibido por Iberia en la nueva terminal T-4 del aeropuerto de Barajas. El consejero delegado recordó que desde que Iberia es una compañía privada ha pagado al sector público 3.734 millones de euros en concepto de tasas, sin contar impuestos, y otros 2.000 millones de euros por el proceso de privatización, la compra de Aviaco y los dividendos que ha ingresado Sepi. "¿Alguien tiene dudas después de estas cifras, de quién ha pagado la nueva terminal T-4?", se preguntaba el ejecutivo.Tras diez años en la compañía, el consejero delegado abandona oficialmente Iberia el próximo 17 de julio aunque, como reconoció ayer, su labor en la aerolínea prácticamente ha terminado tras la junta de accionistas de ayer. Conte, volviendo a la normalidad, no desveló el secreto de quién lo sustituirá.