milán. "Me preocupa mucho el frenazo de la economía de Estados Unidos. Hay una correlación casi exacta entre la evolución del ciclo económico en EEUU y en México. Por eso, queremos diversificar, comenzando por Europa, nuestras relaciones comerciales y de inversión. Y estamos poniendo en marcha las reformas estructurales necesarias para alcanzar, al final de mis seis años de mandato, el objetivo de hacer crecer establemente la economía mexicana un 5 por ciento anual y que la renta per cápita aumente un 20 por ciento de aquí al año 2012".El que suscribe estas palabras es el presidente de México, Felipe Calderón, de 44 años, en una entrevista con Il Sole - 24 Ore. En ella explica bromeando que el primer ministro italiano, Romano Prodi, le dijo, en un reciente encuentro en Roma, que podía escribir un "manual sobre coaliciones". Quizás haría bien Prodi en dejarse aconsejar por Calderón, que, sin mayoría parlamentaria, en tan sólo seis meses desde que llegó al poder, puso en marcha la reforma de las pensiones, está preparando la del Fisco, que espera llevar al Congreso este año, y ha enviado al Ejército para que intente reconquistar las áreas del país devastadas por el narcotráfico.P Señor presidente, la economía mexicana creció el 4,8 por ciento en 2006, pero este año sufrirá el impacto de la ralentización de la economía de EEUU.R Eso me preocupa, y mucho. Las previsiones son que el crecimiento baje al 3,3 por ciento en 2007. Estamos vinculados con EEUU por la geografía y por la historia, pero no podemos depender de su ciclo de esta manera. Tenemos que encontrar otros motores de crecimiento en la diversificación de las relaciones económicas e impulsar la demanda interna.P Tienen un acuerdo de libre comercio con la UE desde hace seis años, pero los resultados han sido modestos.R Por eso, he decidido buscar una política más activa para intensificar las relaciones. Por ejemplo, la reputación y el know how de los productos italianos tienen un potencial enorme de complementariedad con la capacidad industrial de México y su acceso a los mercados de Norteamérica. En lo que respeta a China, si no podemos competir con ella en los bajos salarios, podemos hacerlo, sin embargo, en calidad, con la ventaja de nuestra posición geográfica. Lo que pasa con el acuerdo entre la UE y México es que nadie sabe que existe. No lo conocen ni nuestros empresarios ni los europeos.P ¿Y en el frente interno?R Estamos actuando en cuatro sectores: infraestructuras, construcción, turismo y agricultura. El programa de inversiones en infraestructuras tiene que poder contar con capitales privados, incluso extranjeros. Hoy colocamos obligaciones de deuda pública a 30 años, a tasa fija, en pesos: un hecho sin precedentes en Latinoamérica y un fenómeno que puede saciar el apetito de los inversores internacionales por obtener buenos resultados a largo plazo. En el sector turístico ocupamos el octavo puesto del mundo, pero casi todo está concentrado en sólo 20 localidades. Tenemos que diversificar el turismo cultural y ecológico. Pero un crecimiento estable a altos niveles sólo se producirá tras profundas reformas de las estructuras. La primera es restablecer la legalidad y el Estado de derecho. Sé que los inversores extranjeros están preocupados por la violencia y por el crimen organizado. Pero creo que se empieza a percibir que hay una implicación creíble del Gobierno tanto en este frente como en el de la mejora de la eficacia del sistema judicial. De hecho, las inversiones extranjeras directas, que en el primer trimestre de 2006 eran de 3.000 millones de dólares, en el mismo período de este año casi se duplicaron, para alcanzar los 6.500 millones.P En algunas zonas, el español es ya un factor clave del currículum...R En Estados Unidos, el que habla también español gana hasta 8.000 dólares más que el que se limita a hablar sólo inglés. Por lo demás, en Nueva York hay tres millones de hispanófonos. Y, además, están Texas, California y Florida, Estados norteamericanos prácticamente bilingües. O rea- lidades hispanas como Washington, Chicago o Los Ángeles.P Las empresas lamentan la falta de competitividad en los servicios, empezando por las telecomunicaciones, dado que está de por medio el coloso Telmex/América Móvil, que intentó entrar en Italia, sin conseguirlo.R Sobre la competencia en el sector de las telecomunicaciones tiene que pronunciarse la Corte Suprema. De ahí que no quiera decir nada al respecto. Lo que sí puedo hacer es repetir lo que ya hemos dicho en otras ocasiones: que el sector tiene que ga- rantizar la convergencia de las tecnologías, la calidad y la competitividad. En cuanto al caso de Telecom Italia, he hablado de él, de pasada, con Romano Prodi. Respeto al Gobierno italiano y la voluntad de los accionistas. Creo que al final la cuestión fue decidida por el mercado, pero Telmex es un grupo de vanguardia en muchos países. Son los fenómenos de la globalización. Por otra parte, me alegro de la inversión productiva en México de la italiana Techint. Estoy convencido de que contribuirá a impulsar la producción y el crecimiento.P Hablando de globalización, el petróleo es un sector que necesitaría inversiones extranjeras, pero eso en México es un tabú político.R Es un tema muy delicado, pero sobre el que hay que realizar una reflexión colectiva. Sin inversiones en nuevas reservas, el petróleo mexicano se terminará dentro de nueve años. Ya hoy importamos gas y un tercio de la gasolina que consumimos. ¿Podemos continuar así? El cambio sólo será posible tras una discusión abierta y con el consenso de toda la sociedad. Es el momento de sacar el manual sobre las coaliciones.