barcelona. El ya ex presidente de La Caixa, Ricardo Fornesa, pudo haberlo dicho más alto, pero no más claro: "Dejo el cargo por la inestabilidad que estaban provocando las especulaciones sobre mi sucesión (...) En muchos debates incluso se avanzaba mi muerte (...) Cuando se está discutiendo la continuidad de un presidente o de un director general la gente se acaba preocupando más de eso que de la gestión".¿Quiénes estaban interesados en suceder a Fornesa? El candidato más interesado era el vicepresidente de La Caixa y presidente de Aguas de Barcelona, Jordi Mercader. Aunque él siempre ha negado esa ambición, era el candidato preferido por la parte más burguesa del PSC, una corriente interna en la que se encuentran personajes como el ex vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, o el ex presidente catalán, Pasqual Maragall. Esta corriente está frontalmente enfrentada con el aparato del PSC, conquistado y controlado con mano de hierro por el presidente de la Generalitat, José Montilla.Según fuentes socialistas, "son como una gran familia que extiende sus tentáculos. Jordi Mercader, nada más sustituir a Fornesa en la presidencia de Aguas de Barcelona, fichó a su amigo Joaquim Coello para dirigir la filial Applus. O en la última asamblea de Caixa Catalunya, Narcís Serra, presidente de la entidad, intentó sin éxito colocar a Rafael Suñol, vicepresidente de Catalana d'Iniciatives, como consejero".La candidatura de Mercader, ex presidente del Instituto Nacional de Industria (INI) en tiempos de Felipe González, cobró fuerza desde el momento en que Fornesa sustituyó hace cuatro años a José Vilarasau en la presidencia de La Caixa. Los fieles a Maragall ya intentaron entonces colocar a Narcís Serra al frente de la caja, pero todavía no tenían suficientes resortes de poder para conseguirlo y como premio de consolación le dieron la presidencia de Caixa Catalunya.En ese momento, Mercader fue nombrado vicepresidente de La Caixa y, tácitamente, candidato socialista a suceder a Fornesa. El grupo de Serra confiaba en que los cuatro años de Fornesa pasaran rápido y Maragall, desde la presidencia de la Generalitat, pudiera tutelar el siguiente relevo.Sin embargo, la legislatura del primer gobierno tripartito catalán se complicó a los tres años por culpa del nuevo Estatuto y Fornesa logró el consenso de todos los partidos políticos catalanes para que, con el gobierno roto y por la vía de urgencia parlamentaria, se modificara la ley de cajas catalana y su mandato se alargara otros dos años.¿Por qué el PSC apoyó la modificación de la ley? El partido socialista catalán ya estaba en manos de su secretario general, Montilla, que mantenía una buena relación con Fornesa. Meses antes, el diario El Mundo publicó que La Caixa había perdonado más de seis millones de euros de intereses de un préstamo otorgado por la entidad al PSC.El fracaso político de Maragall puso contra las cuerdas la candidatura de Mercader que, sin embargo, durante el último año ha seguido siendo candidato a la sucesión. Con la dimisión de Fornesa las puertas se le han cerrado.Un peligro más lejano Un candidato menos peligroso era el presidente del PP catalán, Josep Piqué, que hubiera sido el candidato ideal en caso de que los populares hubieran ganado las próximas elecciones generales y hubieran pactado con CiU para gobernar. La decisión de Fornesa de adelantar la dimisión y dejarla en manos del director general, Isidre Fainé, es, dentro de los delicados equilibrios en que viven las cajas de ahorros españolas, la más neutra desde el punto de vista político. Fainé representa la continuidad de la gestión y del sistema de promoción interna. Pero justo después de que Fornesa apostara por la continuidad, Fainé ha decidido romper con ella. En vez de promocionar a uno de sus tres directores generales adjuntos ha fichado al consejero delegado de Banco Sabadell, su amigo Juan María Nin, el otro gran ganador de los cambios en la cúpula de La Caixa.Entre los perdedores, se sitúan los tres directores generales adjuntos: Antoni Masanell, Tomás Muniesa y Marcelino Armenter. Masanell es el más afectado. Durante los años en que Fainé y el presidente de Repsol, Antoni Brufau, compartían el poder en La Caixa bajo la tutela de Vilarasau, a Masanell siempre se le vió del lado de Fainé. Parecía su sucesor natural al frente de la dirección general. Finalmente, otro de los grandes damnificados en este proceso es el presidente de Banco Sabadell. Josep Oliu ha perdido por sorpresa a Juan María Nin, el ejecutivo que le abrió las puertas de Madrid y que le gestionó el crecimiento del banco a golpe de compras. Buscar quien le reemplace no será tarea fácil.