Madrid. Ya son muchos los pretendientes que cortejan a la Torre Repsol, pero guardan con recelo el contenido de sus declaraciones. No lo harán público hasta el último momento, finales de junio, y darán a conocer su discurso prácticamente al mismo tiempo. Por eso Aguirre Newman y Goldman Sachs, los asesores que están a cargo de la venta del rascacielos que la petrolera está construyendo en la antigua Ciudad Deportiva de Madrid, no han recibido todavía ninguna oferta en firme. "Los interesados van a apurar hasta el último momento. Tienen miedo de que se conozca la cifra que ofrecen y que sea utilizada para hacer que otras compañías eleven su oferta", afirman fuentes cercanas a la operación.Un clásico que se repite habitualmente en este tipo de operaciones y que en el caso de la Torre Repsol obligará a acelerar los trámites de venta. El grupo hispano argentino ha dado orden de que el edificio cambie de manos antes de mediados de julio, por lo que Aguirre Newman y Goldman Sachs tendrán que decidir el ganador en menos de dos semanas. Un maratón que promete ser interesante, teniendo en cuenta que en él estarán compitiendo grupos de muy diferente índole. Entidades como Caja Madrid o BBVA, constructoras e inmobiliarias como Sacyr Vallehermoso, Inmocaral, Rodamco, Tyshman Speyer o British Land, la aseguradora Metropolitan Life e incluso fondos árabes como el del sultán de Brunei, al que se le ha enviado el cuaderno de venta. Los precios que se barajan tampoco son despreciables y añaden más incertidumbre a esta operación. El importe inicial de la Torre Repsol se ha marcado por encima de los 750 millones de euros, aunque las predicciones apuntan a que no se venderá por menos de 820 millones. Esta operación se convertirá en la más cara de la historia de un edificio en España. Y las plusvalías que por ella obtenga la petrolera no serán nada despreciables: podrían estar por encima de los 500 millones de euros. Esta torre será el rascacielos más alto de España cuando se termine de construir y se ha puesto en el mercado a través de un proceso ordinario de venta. La primera fase concluirá a finales de este mes. Las compañías interesadas ya han recibido el cuaderno de venta con un primer paquete de información y ahora estudian si quieren formar parte de la puja y cuánto pagar por el edificio. Si les interesa, formularán una oferta no vinculante y, a partir de entonces, se pondrá en marcha un proceso de due diligence. Éste incluirá el envío de un segundo paquete de información mucho más exhaustivo. Cuando llegue a manos de los interesados, deberán decidir si siguen adelante y proponen una oferta, esta vez, vinculante. Y entonces, será cuando comience la subasta entre los finalistas, que serán entre 15 o 20, según han calculado fuentes cercanas a la operación. Y todo se hará en dos semanas. Se acerca la cuenta atrás.