nueva york. La carrera para comprar The Wall Street Journal comienza a acumular aspirantes y como publicó ayer el rotativo en su edición online, el último al subirse al carro ha sido el financiero Ron Burkle, que podría poner contra las cuerdas a Rupert Murdoch. Al parecer, la firma de inversión de Burkle, Yucaipa Companies LLC, ha tomado posiciones junto a otros inversores para aliarse con el sindicato de trabajadores de la cabecera, que podría presentar en breve una oferta alternativa por el periódico. La Asociación de Publicistas Independientes, un sindicato que representa a un 26 por ciento de los trabajadores de la Dow Jones & Co, emitía al mismo tiempo un comunicado en el que corroboraba su colaboración con Yucaipa y Ownership Associates para explorar alternativas a la propuesta de News Corp. Burkle ya fue uno de las aspirantes para hacerse con la editorial Knight Ridder Inc. Además, el financiero también se alió con el gurú inmobiliario Eli Broad para comprar el Chicago Tribune, que terminó en manos del millonario Sam Zell. Reunión con los BancroftPor otro lado, parece que el primer cara a cara entre Rupert Murdoch, el cabecilla de News Corp, y la familia Bancroft, accionistas mayoritarios de la Dow Jones & Co, produjo un acercamiento "fructífero".Acompañado por su hijo James, de 34 años, el gurú de los medios de comunicación quiso embelesar a los representantes de la familia Bancroft, que podrían verse obnubilados por la desorbitada suma de dinero ofertada por News Corp, un total de 5.000 millones de dólares o 60 dólares por participación, una cifra que podría incrementarse. Pero aún queda un obstáculo importante. Murdoch no terminó de garantizar la independencia editorial de The Wall Street Journal. Según fuentes de este diario, el magnate de origen australiano dejó claro que no aceptaría la propuesta lanzada por los Bancroft para garantizar el blindaje editorial del diario. Ésta consiste en la creación de un consejo independiente, nominado por la propia familia Bancroft, con pleno poder de contratar o despedir a los máximos responsables de la cabecera por el resto de los días. Y ésta es una moneda de cambio demasiado difícil de aceptar para Rupert Murdoch. Sin embargo, fuentes cercanas a ambos grupos señalaban que seguían con ganas de continuar las conversaciones a corto plazo. Para Murdoch, las acusaciones de los redactores de la corresponsalía en China de The Wall Street Journal, que tachaban al empresario de manipulador en ciertas noticias perjudiciales para el Gobierno del país, no eran válidas. Él ha sugerido la creación de un consejo similar al que rigen muchos de sus diarios, en el que él mismo elige a algunos de los miembros.