Svanger toma las riendas para recuperar la reputación de la petrolera británicanueva york. El presidente de BP, Carl-Henric Svanger, ha hecho caso a las recomendaciones de Obama y ha pateado el culo de Tony Hayward, el consejero delegado de la petrolera británica, tras varios desafortunados comentarios. En una entrevista con la cadena de televisión Sky News, Svanger reconoció que ciertos comentarios del consejero delegado de BP, Tony Hayward -que ha estado a cargo de gestionar la respuesta al desastre-, han "disgustado a algunas personas". Dijo también que Hayward se fue a Estados Unidos con la misión expresa de resolver la cuestión, pero la contención del derrame, que empezó tras un accidente el pasado 20 de abril en el que murieron 11 personas, no ha ido según lo planeado. Y mientras que ruedan cabezas como la de Tony Hayward en la cúpula del grupo, ayer la agencia de rating Moody´s se sumaba a sus colegas, Standard and Poor's y Fitch Ratings, al rebajar tres niveles la calificación de la deuda a largo plazo del grupo petrolero británico. La compañía justificó esta decisión dado que el impacto de la marea negra que fluye en el Golfo de México "debería tener un impacto negativo prolongado en la generación de tesorería del grupo y en su balance financiero durante varios años". Durante la jornada, Unicredit también recortó su consejo de comprar a mantener y ha bajado su precio objetivo un 38 por ciento, mientras que la cadena de televisión norteamericana, CNBC, adelantó que la petrolera podría estar buscando un crédito o planear la emisión de deuda por valor de entre 4.000 y 5.000 millones de dólares para garantizar su liquidez. Al mismo tiempo, muchos expertos comienzan a hacer cábalas sobre la posible prohibición de las exploraciones petroleras frente a las costas de EEUU, algo que podría costar al país alrededor de 50.000 puestos de trabajo. Por su parte, tras su cuarta visita a la zona y su insistente atención a la catástrofe, la popularidad de Barack Obama volvía a marcar ayer un nuevo mínimo y pone en peligro la hegemonía de los demócratas.