Se trata de una eficaz arma de competitividad que mejora la eficiencia y el ahorro energético Las empresas españolas han visto en la certificación del Sistema de Gestión Energética conforme a la norma UNE EN 16001 una potente arma de competitividad que les ayuda a mejorar la eficiencia y el ahorro energético. Ya son más de treinta las primeras organizaciones de todo tipo que han obtenido el certificado de Gestión Energética conforme a los requisitos de la norma europea (antigua norma española UNE 216301) con AENOR. Esta norma establece las características que debe poseer un sistema con el objetivo de realizar mejoras continuas y sistemáticas del rendimiento energético de las empresas e instituciones. La norma de auditorías energéticas es un buen punto de partida para implantar un sistema de gestión. El certificado de Gestión Energética tiene tres ventajas fundamentales: ayuda a reducir el consumo de energía en las empresas, los costes financieros asociados y las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, según el Plan de Ahorro y Eficiencia Energética 2008-2011, aprobado por el Gobierno, las empresas que hayan obtenido el certificado del Sistema de Gestión Energética serán valoradas positivamente en las contrataciones públicas. Esta certificación está dirigida a empresas procedentes de distintos sectores, desde grandes consumidores de energía, pasando por sector servicios, edificios, terciario, pymes, hasta ingenierías. Esta variedad puede dar una idea del valor añadido que proporciona a las organizaciones independientemente de su sector de actividad o tamaño. El modelo energético tiene implicaciones en el cambio climático; como advierte la AIE en el escenario que maneja, las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales en el año 2050 registrarán un crecimiento insostenible del 130 por ciento frente a las del año 2005. Por ello, AENOR, como entidad legalmente responsable del desarrollo de las normas técnicas en España, elaboró la norma española UNE 216301, pionera y que posteriormente fue sustituida por la europea, al ser adoptada en España. Esta norma establece las características que debe poseer un sistema con el objetivo de realizar mejoras continuas y sistemáticas del rendimiento energético de las empresas e instituciones.