milán. De aquí a tres años, Rusia debería superar la actual fase de capitalismo de Estado y retomar la privatización de los grandes holding industriales formados en los últimos tiempos para aumentar su grado de competitividad en los mercados mundiales. Además, en el proceso de globalización en curso, la Unión Europea seguirá siendo el socio número uno de Rusia, superando las actuales incomprensiones políticas coyunturales. Éstas son algunas de las tesis que el ministro ruso de Economía, German Gref, expuso a Il Sole 24-Ore en vísperas del Fórum internacional sobre las inversiones extranjeras que se celebrará durante este mes en San Petersburgo y en el que está previsto que participen gran cantidad de expertos nacionales e internacionales, así como el presidente Vladímir Putin.P En los últimos tiempos, se habla mucho de Rusia y de la continua ampliación del papel público en su economía, a través de la constitución de nuevos grandes 'holding' con participación estatal en sectores estratégicos, como el aerospacial en 2006 y, ahora, incluso en el nuclear y en el de la construcción naval. ¿Cuándo se pondrá fin a esta fase, que corre el riesgo de convertirse en un peso excesivo para el sector público?R ¿Sabe cómo se puso en marcha la privatización en Rusia a cargo de los burócratas en los años de Yeltsin? Pues mire, abrieron la guía telefónica y, con el dedo, compusieron la primera lista de las empresas que había que privatizar. Entonces el objetivo era venderlo todo, y el resultado fue un auténtico caos: unas cuantas empresas vendidas, otras malvendidas y, otras, robadas. Nos encontramos, pues, con 39 empresas, algunas de ellas eficaces. Otras, en bancarrota. Entonces, cogimos todos los trozos pertenecientes al Estado y los reunimos en un único holding público, eliminando a los burócratas de la gestión operativa empresarial. Ahora estamos en una segunda fase, la de la reorganización productiva. Pero, dentro de dos o tres años, el Estado, tras haber desempeñado su función, tendrá que salir de los grandes holding, que deberán ser restituidos al mercado por medio de una nueva, pero coherente, privatización.P ¿Dicho procedimiento se podrá aplicar incluso a colosos como Gazprom?R La dificultad radica en la falta de conocimientos, no en los conocimientos. Cuando se aprende un idioma, las similitudes se abandonan. En tres o seis meses, un italiano puede hablar el español de la calle aunque, quizás, no sea capaz de leer la obra de Miguel de Cervantes.P Tanto el presidente Putin como usted mismo han subrayado en muchas ocasiones la exigencia de diversificar la economía rusa, reduciendo el peso excesivo de los sectores energético y de materias primas y reequilibrándola en dirección a la industria manufacturera e, incluso, a la industria ligera. ¿Todo eso es una realidad o una ilusión?R La diversificación de la economía rusa en un sentido más moderno, con la gradual reducción del peso del sector energético, está ya en marcha. En los tres próximos años, la economía rusa crecerá al menos a un 6 por ciento de media anual y la incidencia sobre el PIB del petróleo, del gas y de los metales bajará todavía del actual 2,7 por ciento al 1,5 por ciento. Recuerde que, hace poco, era casi del doble. En cambio, el peso de la industria manufacturera está aumentando a ojos vista y, en la actualidad, se sitúa en el 4 por ciento, siempre en relación con la tasa de crecimiento del PIB.P ¿Considera que habrá, por tanto, un cambio en el motor de la economía rusa? R Sí. El motor tradicional de la economía, constituido por la demanda de consumo (más del 13 por ciento) y por el boom de las inversiones (13,7 por ciento), está cambiando. Ambos fenómenos están provocados por el aumento de las rentas reales de la población. Y cuando el consumo tira, todo lo demás funciona. Hoy casi todos los sectores manufactureros están en franca recuperación.P ¿Cree que el actual empeoramiento de las relaciones políticas entre Rusia y la Unión Europea puede influir negativamente en el desarrollo de las relaciones económicas recíprocas?R Ante todo, hay que distinguir entre las tendencias coyunturales y las tendencias estratégicas. Hoy no hay un empeoramiento de nuestras relaciones con la mayoría de los países de la UE, sino únicamente con algunos, como Polonia y Estonia. En realidad, los intercambios entre Rusia y la UE en 2006 aumentaron un 39 por ciento y las inversiones europeas en Rusia crecieron un tercio. Por ejemplo, Gran Bretaña aumentó sus inversiones en Rusia un 43 por ciento; Italia, un 35 por ciento; Alemania, un 22,5 por ciento, por hablar sólo de algunos países comunitarios. Es decir, las cifras de la economía desmienten a la política. En definitiva, el negocio está por encima de todo y es todo pragmático. De cara al futuro, en una dimensión estratégica de más allá del medio plazo, nuestros socios principales económicos serán la UE y China, seguidos de Estados Unidos y de los países de la Comunidad de Estados Independientes.