Las operaciones de ampliación y desarrollo en una de las refinerías de Indiana se ralentizannueva york. British Petroleum continua contra la espada y la pared. La petrolera británica ha respondido al ultimátum de 48 horas brindado por el almirante de los guardacostas estadounidenses, James Watson, con un nuevo plan que podría llegar a recoger hasta 53.000 barriles de crudo diarios. Sin embargo, el grupo no garantizó la efectividad completa del mismo y advirtió sobre la seguridad del plan, ya que se operará "más allá de las prácticas de BP y la propia industria". Según una fuente cercana a la administración estadounidense, "BP acentuó los esfuerzos para mejorar las operaciones de recuperación de la fuga de petróleo", eso sí, pasó por alto las excusas de la petrolera, que aseguró que con la temporada de huracanes ya en marcha, podría ser muy difícil lograr contener todo el crudo. El gobierno de EEUU estima que la británica podría llegar a capturar hasta 28.000 barriles de crudo diarios a finales de esta semana y más de 50.000 cuando termine el mes de junio. Con esta nueva estrategia, BP quiso templar los ánimos en una jornada donde todas las miradas estuvieron puestas en su consejo de administración. Los directivos del mismo se reunieron ayer para determinar cómo satisfacer las demandas del gobierno estadounidense sin dar la espalda a sus propios inversores. En defensa de los pescadores Con un dividendo anual que alcanza los 10.500 millones de dólares, la Administración Obama tiene claro que la compañía no debería complacer a sus accionistas mientras pescadores, pequeños empresarios y muchas familias de las costas de Louisiana, Alabama y Florida sufren las consecuencias del desastre provocado por el hundimiento de la plataforma Deepwater Horizon. En sus últimos cálculos, BP estima que el coste de limpieza y recolección asciende a 1.600 millones de dólares y afirma que es pronto para determinar la factura final. Dada la presión del presidente norteamericano, que se desplazó por cuarta vez desde la catástrofe a varias localidades del Golfo de México, Carl-Henric Svanberg, presidente del consejo de administración de BP, discutió tres opciones sobre qué hacer con las retribuciones a sus accionistas, según declararon al New York Times varias fuentes cercanas a la petrolera. El vertido del Golfo de México comienza a hacer mella en los planes de futuro de BP en EEUU. Varios grupos sindicales ya han comenzado a mostrar su preocupación por la ralentización del proyecto de construcción de una planta petrolera de la británica en Indiana. Mientras tanto, BP insiste en que los 3.800 millones de dólares invertidos en la renovación de dicha refinería no sufrirán ningún tipo de retraso, los constructores insisten que ya se han despedido a casi una veintena de personas y las obras se han paralizado. Según informaba el Chicago Union News, el proyecto, que emplea a 2.500 personas, ha sufrido retrasos en las últimas semanas y el volumen de trabajo se ha reducido. Para el sindicato de electricistas de la obra, el International Brotherhood of Electrical Workers Local 697, la tensión es máxima ya que desde el hundimiento de la plataforma en el Golfo de México ya se han despedido a 16 empleados y se "ha pasado de contratar a congelar la plantilla".