valencia. Hay un viejo dicho sureño en EEUU que reza así: "Si 'mami' no está feliz, nadie está feliz". A las empresas familiares les ocurre lo mismo, pero elevado a la enésima potencia. No sólo mamá debe estar feliz, sino los hijos, el padre, los primos, el abuelo…Algo de esto ha ocurrido en el Levante español en los últimos meses. Dos destacadas sagas empresariales valencianas han acometido recientemente cambios importantes en la propiedad de sus compañías con la falta de consenso familiar como telón de fondo. Si la semana pasada los tres hermanos Lladró decidían repartirse el grupo que han compartido durante más de medio siglo, esta semana, otra familia, los Serratosa, anunciaban la reordenación de su grupo industrial Nefinsa, tras la salida del accionariado de tres miembros de la familia. Kelme, otra empresa familiar valenciana, también vive tiempos de cambio. Diego Quiles, uno de los fundadores de la firma deportiva, ha sido apartado de la presidencia en un intento por reflotar la compañía por la grave crisis financiera que atraviesa.A diferencia de Lladró o Kelme, Nefinsa, el holding familiar que agrupa las inversiones de los Serratosa en empresas como Uralita, Air Nostrum y Clickair, no atraviesa malos momentos. Hasta hace unos días, el capital del grupo se lo repartían Emilio Serratosa y sus cinco hijos-, pero ahora los miembros de la familia accionistas de la firma se han reducido a la mitad. Tras la reestructuración, el cien por cien del capital de Nefinsa queda en manos del presidente, Emilio, y dos de sus hijos, Javier y Gonzalo, mientras que los otros tres hijos salen del grupo. Emilio Serratosa, pasa a controlar el 34 por ciento del holding familiar, mientras que Javier, consejero delegado, participa con un 33 por ciento, el mismo porcentaje que su hermano Gonzalo, director de Desarrollo Corporativo del grupo. Esta reordenación accionarial ha sido propiciada por la salida de Nefinsa de Pablo Serratosa, que ocupaba la dirección general del holding. El pasado mes se supo que había vendido su participación accionarial del 16 por ciento al resto de su familia y anunció su intención de crear su propio proyecto empresarial. Su marcha se ha atribuido a discrepancias con su hermano Javier sobre el desarrollo futuro de la compañía. Al abandono de Pablo le ha seguido la salida de sus hermanas Ana y Begoña. Las dos mujeres, accionistas de la firma, no desarrollaban tareas ejecutivas y el consejo de administración decidió comprar su participación. "Ocurre en muchas empresas: el núcleo ejecutivo familiar compra las participaciones a los familiares que no desempeñan tareas ejecutivas", explicaba una fuente cercana al grupo. Esta reordenación de la propiedad no impedirá a Nefinsa seguir con sus planes inversores. El grupo, que posee el 43,3 por ciento de Uralita, el 75,5 por ciento de Air Nostrum y el 20 por ciento de Clickair, ha anunciado que tiene deseos de compra, aunque "el mercado está caro y nos cuesta encontrar una empresa buena que nos permita una rentabilidad del 15 por ciento", reconocía Javier Serratosa. La compañía anunció su intención de tomar participaciones minoritarias en empresas cotizadas, aunque el sello de la familia es conseguir una posición accionarial que les permita llevar la gestión. Los cambios en la propiedad de Nefinsa han coincidido en el tiempo con una reestructuración en Lladró, otro destacado grupo empresarial valenciano con proyección internacional. Los tres fundadores de la conocida firma de porcelanas, tras más de medio siglo de unidad familiar, se han visto obligados a repartirse el negocio. La gestión del grupo recae desde hace cuatro años en la segunda generación y, según diversas fuentes, las diferencias familiares entre padres, hermanos e hijos, sobre la forma de llevar el negocio han conducido a los Lladró a dividir su patrimonio empresarial. Y es que la división de porcelanas del grupo lleva varios años arrastrando pérdidas y, según la compañía, requería de una mayor "agilidad" a la hora de tomar decisiones. Así, la familia acordó la pasada semana que uno de los fundadores de la empresa valenciana, Juan Lladró, y sus descendientes asuman la dirección y la mayoría del capital de Lladró Comercial, la sociedad que agrupa las sociedades de porcelana y joyería, el buque insignia del grupo. Los otros dos hermanos, José y Vicente, controlan el resto de los negocios, concentrados en la sociedad Tabnet, que incluye participaciones en otras empresas y actividades inmobiliarias. La agonía de la marca deportivaLas aguas están revueltas en algunas empresas familiares valencianas y la marejada ha alcanzado también a la firma alicantina Kelme, cuyo propietario se ha visto obligado a abandonar la presidencia de la compañía. El caso de esta emblemática empresa es diferente porque la familia propietaria no desempeñaba en los últimos tiempos funciones ejecutivas. La que fuera la primera empresa de calzado y prendas deportivas en nuestro país, subsiste desde hace cinco años bajo la tutela del Instituto Valenciano de Finanzas (IVF). Este organismo, dependiente de la Generalitat, ha ayudado financieramente a la firma ilicitana para intentar reflotarla. El IVF ha decidido ahora apartar a Diego Quiles, uno de los hermanos fundadores de la empresa, de la presidencia y el consejo de administración, y en su lugar ha colocado a Benjamín Clarí, que ejercía el cargo de consejero delegado en la firma. El objetivo de esta operación es facilitar la entrada de nuevos socios en la empresa. Como era de esperar, esta decisión no ha gustado a Quiles que ha decidido recurrir en los tribunales su destitución.