Francisco González le destituyó como jefe del Servicio de Estudiosmadrid. Las realaciones entre el presidente de BBVA, Francisco González y su antiguo jefe del Servicio de Estudios, Miguel Sebastián, nunca fueron buenas. Su salida del banco se produjo tras un enfrentamiento directo con el entonces ministro de Economía, Rodrigo Rato, tras publicar unas previsiones económicas con las que el Gobierno no estaba de acuerdo. Pero fueron precisamente las críticas al Gobierno del PP las que le acercaron a las filias socialistas. Algunos meses más tarde fue rescatado por el presidente Rodríguez Zapatero. Primero como asesor independiente -fue el artífice del programa económico con el que el PSOE se presentó y ganó las elecciones de marzo del 2004- y llegó a entrar en todas las quinielas para ser ministro de Economía, cargo que finalmente recayó en Pedro Solbes con quien ha mantenido algunas diferencias. En compensación, Zapatero le puso al frente de la Oficina Económica de Presidencia. Y fue desde ahí, al parecer, donde empezó a preparar su vendetta. Supuestamente, elaboró un informe en el que acusaba a González de haber vendido su entidad FG Valores a Merril Lynch con un desfase contable de 4,8 millones de euros. Aunque Sebastián lo niega, desde el PP se le responsabiliza de pasar a la CNMV un dossier con cuatro cartas entre González y el antiguo presidente de Merril Lynch, Claudio Aguirre, en las que se abordan aspectos de la transacción que supuso la compra de FG Valores por el banco de inversión estadounidense. La correa de transmisión en la CNMV era su vicepresidente, Carlos Arenillas, con el que Sebastián había trabajado anteriormente en Intermoney. Manuel Conthe, el anterior presidente del órgano supervisor, archivó el caso al no encontrar nada sospechoso, lo que provocó su enfrentamiento no sólo con Arenillas, sino también con el resto del Gobierno socialista.