madrid. El destino tiene estas cosas. Dos veces al año, el Banco Central Europeo (BCE) viaja para celebrar su reunión de política monetaria fuera de su cuartel general de Fráncfort. Lo hace con el objetivo de ofrecer una imagen de proximidad. Hoy es una de esas ocasiones, y esta vez se desplaza a... Lisboa. Sí, acude a Portugal, uno de los países que más incertidumbre suscita en estos momentos junto con Grecia y España. Y en la mente del presidente de la entidad, Jean-Claude Trichet, seguro que existe la idea de convertir esta casualidad -la reunión en la capital ya estaba fijada en el calendario- en virtud. ¿Cómo? Primero, con un mensaje contundente en defensa de la fortaleza de la eurozona. Y segundo, mediante la posible introducción de nuevas iniciativas anticrisis. "Es fundamental retomar algunas medidas expansivas de tipo cuantitativo, desde inyección de liquidez a tipo fijo y sin límite de cantidad hasta volver a prestar dólares estadounidenses al mercado e incluso comprar deuda pública", reclama José Luis Martínez, estratega en España de Citi. En cuanto a los tipos de interés, los mercados no esperan modificaciones, por lo que permanecerán en el 1 por ciento en el que se encuentran desde hace exactamente un año. Además, todo indica que reiterará que ese nivel continúa siendo el "apropiado", el salvoconducto con el que transmite el mensaje de que, por ahora, no se avistan cambios en el precio del dinero.