Su sociedad de inversión, controlada por la CNMV, tributó a un tipo reducido del 1%madrid. Hacienda somos todos, pero algunos más que otros. El vicepresidente de la CNMV, Carlos Arenillas, tenía en 2005 un patrimonio invertido en bolsa y renta fija de más de 9,2 millones de euros, una fortuna para la mayoría de los contribuyentes españoles. ¿Y se imagina cuánto pagó por ello ese año al fisco? La friolera de mil euros. ¿Que cómo es posible? Porque, en teoría, su sociedad de inversión, la sicav Tagomago Investment II tiene que abonar a la Agencia Tributaria tan sólo el 1 por ciento de sus beneficios. Y el problema es que, a pesar de tan abultado patrimonio, a Arenillas no se le dieron ese año muy bien los negocios y ganó sólo 95.000 euros. Esta gracia fiscal, que exime a las sicav de tener que pagar el 35 por ciento del Impuesto de Sociedades, levantó una gran polémica hace dos años. Hacienda descubrió entonces que en una gran parte de este tipo de sociedades las personas que figuraban como partícipes no eran realmente propietarios del capital. Para gozar del tipo rebajado y pagar sólo el 1 por ciento de los beneficios, la ley exige que las sicav tengan un mínimo de cien partícipes.Hombres de pajaSegún datos de la CNMV, la sociedad de Arenillas tenía 104 accionistas a 31 de diciembre de 2006. Pero, según informó ayer elConfidencial se trata realmente de lo que se conoce como hombres de paja o mariachis. Arenillas controla el 99,2 por ciento de la sociedad y lo que hizo fue buscar a socios con una participación mínima para no tener que tributar como le hubiera correspondido. De hecho, en 2005 Hacienda detectó ya que en algunas sociedades, la banca que se encargaba de su gestión había utilizado un truco legal y se habían incluido a empleados como accionistas hasta completar el mínimo exigido por la ley.La apertura de las inspecciones por parte de la Agencia Tributaria obligó a intervenir al vicepresidente económico del Gobierno, Pedro Solbes, que zanjó la situación dando plenos poderes a la CNMV. El Gobierno, que modificó incluso la legislación para regular a este tipo de sociedades, estableció que era el organismo supervisor el que debía decidir si una sicav podía ser considerada o no una Institución de Inversión Colectiva (IIC), es decir, si podía gozar o de ventajas fiscales. Desde ese momento, y a pesar de las investigaciones abiertas, Hacienda dejó de ser competente.Pese a los malos resultados de 2005, a Arenillas no se la ha dado nada mal la gestión de su patrimonio, que lleva a cabo Banif, la firma de banca privada del Santander. Entre 2002 y 2004 logró, por ejemplo, unas ganancias de más de 4,5 millones de euros. Y todo ello con la mitad de dinero que tiene ahora. Durante aquellos años, al vicepresidente de la CNMV no le debía preocupar demasiado las reclamaciones del fisco ya que tenía una base imponible negativa, es decir, que pagaba menos.Al menos, una cosa sí que ha cambiado desde su llegada a la CNMV: la distribución de las inversiones de su sicav. Mientras que hasta 2004, invertía la mayor parte de su fortuna en empresas cotizadas, como Santander, Telefónica, Repsol, Endesa o Inditex, desde entonces se ha centrado, al margen de pequeñas participaciones en cajas de ahorro, en renta fija. Su dinero está depositado, fundamentalmente, en Letras del Tesoro y bonos y obligaciones del Estado.Socio de David VegaraPor la sociedad de inversión de Carlos Arenillas han pasado, entre otros, la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, que además es su mujer, y David Vegara, el actual secretario de Estado de Economía, que ocupó un sillón de consejero y tuvo, además, una participación minoritaria en la firma. Vegara y Arenillas son amigos íntimos y trabajaron también juntos en otra sociedad financiera: Corretaje e Información Monetaria y de Divisas (CIMD). Esta empresa es la matriz de Intermoney, que tiene numerosas conexiones con altos cargos del PSOE y que está gestionando ahora el patrimonio de Julio Segura, la persona que ha sustituido a Conthe al frente de la CNMV. Además de David Vegara y Carlos Arenillas, por CIMD ha pasado también Miguel Sebastián, ex director de la Oficina Económica del Gobierno y candidato a la Alcaldía de Madrid. Todos estos lazos son los que provocan que el PP tenga serias dudas sobre la independencia del supervisor y, sobre todo, de su presidente.