La comisaria Reding asegura que se demuestra el desarrollo de un mercado de 'telecos' integrado en el Viejo Continentebruselas. Las relaciones dentro del triángulo Madrid-Roma-Bruselas son más fluidas en el terreno virtual de las autopistas de la información que en mundo físico de las autopistas de hormigón. Mientras la Comisión Europea sigue sin decidirse a dar una estocada limpia al Ejecutivo transalpino para obligarle a retirar sus zancadillas contra la fusión de la gestora española de autopistas Abertis con su homóloga italiana Autostrade, Bruselas acaba de dar su bendición a la entrada de Telefónica en Telecom Italia.La luxemburguesa Viviane Reding, comisaria europea de Sociedad de la Información y Medios de la Comunicación, comentó al conocer la noticia de que Pirelli venderá su participación en la teleco italiana a un consorcio formado por Telefónica y un grupo de bancos italianos: "El hecho de que dos de los mayores operadores históricos europeos formen equipo es una señal clara de que un mercado paneuropeo de las telecomunicaciones ha comenzado a desarrollarse". Reding añadió: "Los mercados abiertos y competitivos en los que los inversores son bienvenidos con independencia de su nacionalidad son siempre el mejor marco para la competencia y la inversión en redes y servicios".A Bruselas no le basta ver competencia entre los operadores de cada Reino de Taifas europeo. En el futuro desea ver grandes rivales ofreciendo sus servicios por todo el continente y desplegando redes ajenas a las fronteras nacionales. El ideal desde el punto de vista del usuario sería poder cambiar de país sin tener que cambiar de operador. En la actualidad, conectarse a una red de telefonía móvil en otro país es muy caro; o casi imposible, si se trata de conectarse en el extranjero con un ordenador portátil o de bolsillo a Internet de banda ancha vía una red inalámbrica de tercera generación móvil.