Comienzan los agravios comparativos en la fusión British-Iberia. Por lo menos ésa es la lectura que hacen los pilotos de Iberia, agrupados en su mayoría en el sindicato Sepla. En las últimas reuniones para la mesa negociadora del convenio colectivo, que se han producido poco antes de Semana Santa, los comandantes han pedido a la dirección de la compañía que se destinen aproximadamente 180 millones de euros al año para emplearlos en los fondos de pensiones de los empleados de Iberia, según explican a este periódico fuentes conocedoras del contenido de estos encuentros. De esta manera, los pilotos quieren que se equilibren los 330 millones de libras (aproximadamente 360 millones de euros) que aportará British Airways a sus empleados, tal y como recoge el acuerdo al que llegaron a mediados de marzo. Aunque esta aportación anual no significa un incremento sobre lo que ya se desembolsaba antes, al fin y a cabo es un dinero que saldrá de las arcas de la nueva compañía fusionada y también afectará a Iberia, argumentan las mismas fuentes. Queja de los pilotos Como el gigante aéreo británico tiene una plantilla que prácticamente dobla a la del español (42.000 empleados trabajan con British Airways y 20.600, con Iberia), el colectivo de pilotos ve lógico que le corresponda una aportación proporcional a la de los empleados de la compañía con sede en Heathrow. De momento, esta reivindicación sólo ha sido realizada por los comandantes de manera particular. Otros colectivos, como los trabajadores de tierra, consultados por este periódico, no han realizado ninguna petición similar a la dirección de la compañía española. La reivindicación cobra una nueva dimensión si se tiene en cuenta que los pilotos están negociando varios frentes a la vez con la dirección de la compañía. Por un lado, deben cerrar las discusiones sobre las modificaciones del convenio. Por otro, deberían dar su visto bueno a la creación de la nueva aerolínea de bajo coste que Iberia quiere lanzar para las rutas de corto y medio alcance. De momento, los comandantes tienen la sartén por el mango en este terreno, ya que en el último convenio colectivo que firmaron incluyeron una cláusula por la que se aseguran todos los vuelos de conexión a Madrid que surtan de pasajeros a las grandes rutas trasatlánticas de Iberia. Si no cambian esta cláusula, sobre el papel no se podría poner en marcha esta nueva aerolínea de vuelos baratos. El consejero delegado de la compañía, Rafael Sánchez-Lozano, quiere incluso adelantar el lanzamiento del proyecto para el 1 de noviembre. Los pilotos insisten en que aunque el principio de acuerdo de ambas aerolíneas recoge que "ni Iberia, ni TopCo otorgarán garantías ni utilizarán sus fondos o facilidades crediticias para financiar el fondo de pensiones de BA", sí que es cierto que el dinero que se aporta por parte británica no se empleará en otros proyectos que aseguren el futuro del nuevo gigante aéreo.