Urgen a sus rivales a que se fusionen ya para contribuir a la economía españolamadrid. Mientras las cajas defienden que su situación no es alarmante y que ninguna ha dejado de ser viable, los bancos salen en tromba para pedirles que cierren cuanto antes el proceso de reestructuración para debilitar lo menos posible el sistema financiero nacional. Ayer se produjo un clamor público en este sentido. La patronal de los bancos AEB y los dirigentes del Santander y del Popular reclamaron que actúen pronto o que las autoridades tomen las medidas adecuadas para fortalecer el sector, porque de lo contrario será perjudicial para todos, incluidas las entidades que están saneadas y el conjunto de la economía española. El presidente de la AEB, Miguel Martín, pidió a las cajas que arreglen sus problemas y vio "imprescindible" que mejoren su forma de actuar para que el crédito llegue a las empresas y a las familias. En este sentido, les reclamó que lideren su propia reconversión, revisando su modelo, ante los cambios regulatorios y consideró "inaceptable" que pongan como excusa las trabas de las comunidades autónomas. Martín afirmó que el sector adolece de un exceso de capacidad y que la responsabilidad de adelgazarla reside en cada entidad en particular. " Cada una es la máxima responsable de su destino", dijo. Con estas palabras, según fuentes del sector, no quiso abogar por un cambio en la naturaleza jurídica de las cajas, sino más bien por un repliegue en su expansión de los últimos años. "Lo que se necesita es que vuelvan a sus territorios de origen y cierren las sucursales en otras comunidades autónomas y en el extranjero", explicaron las mismas fuentes. Martín, además, reiteró la petición de que a las entidades no viables no se les ayude con fondos públicos. "No entiendo por qué hay que darles dinero público, que se las apañen, en esas estamos todos". Ayudas no a entidades débiles En esta misma línea se pronunciaron el vicepresidente y consejero del Santander, Alfredo Sáenz, y el presidente del Popular, Ángel Ron, quienes defendieron que la reestructuración "no debe pasar por sostener a entidades débiles". Sobre la solución a los problemas del sector, Ron fue algo más explícito y aprovechó la ocasión para exigir un cambio regulatorio para que las cajas puedan captar recursos en los mercados "si el proceso de fusiones no avanza". De esta manera abría la puerta a una capitalización de estas entidades por parte de inversiones privadas. La réplica no se hizo esperar. Durante las jornadas organizadas por Deloitte y APD, los máximos responsables de las cajas defendieron su naturaleza jurídica especial, el papel jugado en los últimos años y la solvencia de la que gozan. El director general la CECA, José Antonio Olavarrieta, aseguró que es inseparable el binomio cajas-obra social y cerraba la puerta a la entrada de inversores privados en estas entidades. Pero fue más allá y negó que en la actualidad haya cajas en situación de inviabilidad. "Hasta ahora no conozco ninguna entidad que no sea viable, no me consta", sentenció Olavarrieta. No obstante, indicó que las fusiones si son necesarias para garantizar la estabilidad del sector, pero culpó del retraso al Gobierno y a las comunidades autónomas. El primero por no clarificar una regulación para las integraciones virtuales bajo el Sistema Integral de Protección (SIP) y los segundo por poner trabas en la reordenación. "En la medida en la que se flexibilicen algunas de las autonomías en la atención que están dando a este tema, es evidente que será más fácil la consolidación", dijo el número dos de la CECA. Otros líderes del sector, como los presidentes de Unicaja y de Kutxa, Braulio Medel y Xavier Iturbe, también defendieron el modelo de las cajas. Medel se mostró a favor de las fusiones intrarregionales y manifestó que "no entiende por qué se demonizan este tipo de operaciones. Unicaja está en proceso de fusión con la cordobesa CajaSur y Caja de Jaén. Explicó que habrá que analizar cada caso para ver si económicamente una integración tiene sentido o no. Iturbe, por su parte, abogó por una fusión de las cajas vascas después de la crisis.