madrid. Han pasado apenas 20 años desde que Deng Xiaoping decretara en China el fin del comunismo con la frase "ser rico es glorioso". Amasar una fortuna estaba penado hasta entonces con la cárcel, incluso con la muerte, pero ahora es motivo de orgullo. Los millonarios han salido del ropero. Con tiempo, dinero y confianza para gastar sin límite, la cuenta corriente es, posiblemente, el último de sus problemas. Tienen cuentas en Suiza, visten con Armani, Christian Dior o Chanel, conducen un Ferrari, fuman puros habanos y se ponen joyas de Cartier. Según el Informe sobre la Riqueza en el Mundo de Merrill Lynch y Capgemini, se calcula que en China hay 320.000 multimillonarios -con activos superiores al millón de dólares- más del doble que en España. Y algo parecido ocurre también en India, donde las grandes fortunas superan ya a Japón, de acuerdo con la lista que elabora cada año la revista Forbes.Pero no sólo es eso. Aunque no hay datos exactos, se calcula que entre los dos países puede haber más de cien millones de personas con capacidad adquisitiva más que de sobra para poder permitirse, por ejemplo, dar sin problemas la vuelta al mundo. Es cierto que son también los grandes paraísos de la falsificación y que inundan las tiendas y mercadillos de Occidente con sus imitaciones, pero las grandes firmas de lujo están dispuestas a devolverles el golpe justo con el arma contraria, con los productos más exquisitos.Y entre ellas, una de las primeras en tomar posiciones ha sido Loewe. Con más de 160 de años de historia, y tras pasar por varias manos, la firma española, propiedad hoy de la multinacional francesa LVMH, se ha lanzado a la conquista de Extremo Oriente. Con 36 tiendas en Japón, su principal mercado, el reto ahora es crecer en China, donde tiene ya 5 establecimientos y desembarcar en India. De la lencería a los bolsosCon ese objetivo llegó hace poco más de un año a la compañía su actual presidente y consejero delegado, Albert Pujol. Tras pilotar durante la última década el desarrollo de Women's Secret, la cadena de lencería de Cortefiel, Pujol entró en el sector del lujo con las ideas muy claras. "Lo más importante en este mercado no es la cuenta de resultados, sino mantener el mayor nivel de calidad y sofisticación del producto. Si logramos eso, el resto vendrá hecho", asegura. Loewe, que tiene ya 163 tiendas en todo el mundo, ha puesto en marcha un plan estratégico con el objetivo de doblar en cuatro o cinco años su tamaño. Pujol dice que "se van a abrir 70 tiendas: 40 en el área del Asia-Pacífico, 15 en Japón, entre 6 y 7 y el resto en Europa y el resto en los emiratos árabes". ¿Y qué le aporta pertenecer a un gigante como LVMH? "Es el primer grupo de lujo del mundo -la compañía francesa es dueña, además de Loewe, de marcas como Christian Dior, Louis Vuitton o el champán Moet Chandon- y al margen de sinergias, aporta capacidad financiera y un perfecto conocimiento del mercado", asegura Pujol. De hecho, LVMH ya está presente en India con Dior y, aunque cada marca tiene una identidad propia, los directivos de Loewe saben que no saltarán sin red. "Los indios han descubierto el lujo más tarde que los chinos, pero es un país tecnológicamente muy avanzado y el fenómeno se va a repetir".El poder de una marcaEl desafío, sin embargo, no es nada fácil. Loewe ha tenido en los últimos años serias dificultades financieras y, aunque en 2006 ha recuperado la rentabilidad, lo más difícil viene ahora. "Nuestra marca ha sido siempre el reflejo de un estilo de vida. Nadie duda en España ni en Japón de la calidad de nuestros bolsos o pieles, pero es cierto que, de algún modo, hemos perdido la contemporaneidad, la cercanía a lo que demandaba el consumidor. Eso es lo que tenemos que recuperar", asegura el presidente de la firma.Además de la expansión internacional, la compañía afrontará una renovación completa de sus establecimientos en España. Según Pujol, "la tienda del futuro de Loewe todavía no existe". ¿Y cuál es la idea? "Lo primero que tenemos que tener claro es que, aunque hagamos un producto perfecto, no podemos ponernos nunca de espaldas al mundo, no se puede perder el contacto con el exterior y para eso es muy importante planificar con mayor anticipación". Y todo en un mercado, el del lujo, que se ha globalizado. "Una mujer abogado en Estados Unidos sigue prácticamente los mismos patrones en la moda que una en España o Japón. Las tres ven el mismo cine y disfrutan del mismo arte y una cultura muy parecida". En el plan de crecimiento previsto para los próximos años, los bolsos y la piel seguirán siendo una parte fundamental en el desarrollo de la firma, aunque no se descarta tampoco entrar en nuevos mercados. Loewe tiene ya licencias y acuerdos para el desarrollo de gafas y perfumes y en el futuro explorará nuevas oportunidades de negocio.La empresa está reforzando para todo ello la inversión en investigación y desarrollo, con una apuesta clara por los centros de producción que tiene en Getafe (Madrid) y Barcelona. El primero está especializado en bolsos de alto valor añadido y el segundo en moda prêt à porter. El objetivo está claro: conquistar desde Europa con el lujo español los reinos asiáticos de la falsificación.