La empresa alimentaria espera repetir resultados y facturar 400 millones este año valladolid. Grupo Siro sigue engordando en plena crisis. La compañía agroalimentaria ha encontrado en la marca blanca y, especialmente, como interproveedor de Mercadona, un modelo de negocio que ofrece niveles de crecimiento impensables en una coyuntura como la actual. La compañía que preside Juan Manuel González Serna cerró el año pasado con una facturación de 321 millones de euros, lo que supone un incremento anual del 20 por ciento. Las previsiones para 2010 son crecer también "dos dígitos" hasta alcanzar los 400 millones de euros. Los resultados cosechados este año matienen intacto el crecimiento que ya se registró antes de la crisis. El crecimiento del negocio desde 2006 ha sido del 20 por ciento anual, lo que ha impedido que la caída del consumo apenas haya afectado al plan estratégico elaborado en 2007, aunque el objetivo de alcanzar los 410 millones de facturación en 2009 se ha retrasado a este año. 225 millones de deuda El momento dulce de la compañía también se refleja en su rentabilidad operativa. El crecimiento del ebidta ha sido también de dos cifras desde 2006, año en el que fue de 17 millones de euros y que en 2009 alcanzó los 53 millones. Durante este periodo la empresa palentina ha realizado unas inversiones superiores a los 200 millones de euros, aunque ha sido a costa de incrementar la deuda a largo plazo en 225 millones de euros. La compañía confía en que el incremento de las amortizaciones que ha tenido que hacer este año al concluir el periodo de carencia del préstamo sindicado de 267 millones que suscribió en 2007 no se traduzca en un descenso del beneficio neto, que en 2008 fue de 3,1 millones de euros. En este sentido, destacan que la puesta en producción de las nuevas fábricas mantendrá un nivel de crecimiento suficiente para que no se reduzca el beneficio. El imparable crecimiento de Siro ha sido posible gracias a una agresiva política que ha permitido que la empresa con apenas 90 trabajadores que Juan Manuel González Serna compró en 1991 se haya convertido en el sexto grupo alimentario del país, con 3.000 colaboradores y una capacidad de producción de 200 millones de kilos. Desde su aterrizaje en Siro, Serna ha llevado a cabo una clara apuesta por la diversificación con la compra de pequeñas compañías locales o centros productivos de multinacionales para crecer en el sector agroalimentario. Desde 1991, ha cerrado 11 operaciones de compra, realizadas tanto con multinacionales, como KP Larios, Sara Lee o United Biscuits; como con empresas familiares, como Durán&Hidalgo o Productos Casado. El resultado es que su negocio abarca ya a los sectores de galletas, pasta de alimentación, bollería, pan de molde y aperitivos. El punto de inflexión en la política de la empresa lo marcó el acuerdo en 2004 para convertirse en interproveedor de Mercadona, con la que inició sus primeras colaboraciones seis años antes. Siro reforzó entonces su política de expansión y diversificación para acceder a nuevos productos, pero empezó a vender sus marcas propias (Río, Reglero, etcétera) para centrarse casi en exclusiva en la producción para otras firmas. Lo hizo a través de la compra a multinacionales de sus plantas industriales, aunque mantiene la producción para ellas. Es el caso de la fábrica de Sara Lee de Briviesca, que sigue haciendo pan de molde para la compañía norteamericana. Otras veces, la política de expansión ha estado dirigida por las necesidades de Mercadona de extender a más productos su marca Hacendado. El crecimiento ha estado acompañado de una estrategia financiera que no ha mostrado ningún miedo al endeudamiento. De los 93 millones de deuda a largo plazo de 2006 se ha pasado a los 225 de finales de 2008 debido al crédito sindicado que un año antes inyectó al grupo 267 millones de euros. Terminado el periodo de carencia, la compañía ha tenido que empezar a hacer frente a su amortización. Nuevo socio La empresa cuenta sin embargo con una importante solidez financiera, con un patrimonio neto de 123 millones, de los que 81.000 son fondos propios. Sin embargo, su estrategia de crecer no se ha basado sólo en el endeudamiento. En junio, abrió su accionariado a Madrigal, la sociedad de inversiones formada por la Junta de Castilla y León y las cajas de la región, a través de una ampliación de capital de 60 millones, que ha reducido la participación de González Serna y su esposa, Lucía Urbán, al 80 por ciento.