madrid. El Gobierno español ha paralizado la ley contra el botellón, pero los bodegueros no se fían. Temen que después de las elecciones municipales y autonómicas, pueda volver a la carga contra el vino. Y todos están de acuerdo en la misma idea: mientras que en los últimos años el consumo de vino se ha desplomado, la práctica del botellón no ha hecho nada más que crecer. Pero, ¿tienen razón?. Las cifras, desde luego, así lo demuestran. Según los datos de la Federación Española del Vino, que celebró su asamblea anual la pasada semana en Madrid, el año pasado se registró la mayor caída del consumo -un 6,9 por ciento- desde 1991 y la segunda de las tres últimas décadas.En 1987 cada español consumía 46,6 litros de vino al año y el pasado ejercicio apenas llegaba a la mitad: 24,9 litros. Y qué es lo que esta pasando. De acuerdo con los datos de la Federación, se está reduciendo el consumo de vino de mesa -el que se utiliza precisamente durante el botellón- y está creciendo el de los crianzas y reservas. La buena noticia, además, es que España gana cada vez mayor peso internacional. En 1995 nuestras bodegas exportaron 675 millones de litros y el pasado ejercicio, aunque el comercio exterior piso ligeramente el freno, se superaron aún así los 1.440 millones, es decir, más del doble. Y cómo el vino que se vende es además más caro, el valor de esas exportaciones es aún mayor: de 1.642 millones de euros.Rafael Rey, director general de la Federación, explicó que "las exportaciones se han reducido en países como Francia, Alemania o Reino Unido, nuestros principales mercados junto al norteamericano, que sí que gana peso con un crecimiento del 20,4 por ciento". Lo más llamativo, sin embargo, es lo que está sucediendo en Rusia. Ese país se ha convertido ya en uno de nuestros siete mejores clientes, el tercero por volumen de litros. Las exportaciones a Rusia -de productos cada vez con mayor calidad- han crecido un 200 por ciento en el último año.